| Después de ver y escuchar conferencias, debates y discursos en los medios de comunicación de nuestro bendito país sobre la educación y la importancia que tiene ésta para hacer realidad la igualdad de oportunidades, después de observar cómo didactas, pedagogos y ministros se llenan la boca, desde sus oficinas, hablando de las campañas que llevan a cabo para cumplir con este objetivo en ciertas zonas del país y en determinadas clases sociales, comienzo a preguntarme ¿qué valoración podemos darle a esta afirmación cuando, debido a las condiciones en las que se encuentran las escuelas, y en especial las escuelas rurales, transforman esta expresión en una gran falacia o un deseo imposible de cumplir?Todos sabemos que el país funciona a partir de marzo y nuestras escuelas rurales, que funcionan desde setiembre a mayo, no sólo están inmersas en una gigantesca soledad por el contexto geográfico en las que están situadas sino también en una triste soledad, que es la que más pesa, provocada por la desidia de las autoridades y estamentos pertinentes, haciendo cada vez más lejana la posibilidad de que nuestros alumnos gocen de la igualdad de oportunidades.Muchas veces los maestros rurales repetimos una y otra vez que la educación que reciban nuestros niños y adolescentes será la única puerta abierta a un futuro mejor de igualdad y de equidad, pero lo decimos y vemos realidades totalmente adversas a este deseo, vivimos realidades que sólo obstaculizan el normal funcionamiento de nuestras escuelas y este anhelo se aleja día a día. Ahora me pregunto cómo y por qué podemos seguir siendo portadores de este mensaje y manifestarlo con tanta solidez cuando nuestros alumnos y sus padres ven:Que muchas veces se han tenido que suspender las clases porque llueve y la escuela se inunda, situación que se repite año a año.Que el comedor escolar se ha tenido que suspender porque las partidas para los víveres secos y frescos no llegan en tiempo y forma.Que la escuela no puede ser utilizada como tal por la falta de gas y sólo se la puede considerar como una heladera.Que muchos de los niños no cuentan con un espacio por la falta de aulas y son acomodados en comedores o casas institucionales.Que ellos, nuestros niños, después de recorrer a pie largas distancias para llegar a la escuela porque el transporte escolar se ha suspendido por las deudas que tiene el Consejo Provincial de Educación con las empresas, deben estar atentos para recibir esta educación que les dará igualdad de oportunidades ignorando su cansancio.También hoy emerge otra duda: ¿somos los maestros rurales la cara visible de una mentira que se utiliza en campañas políticas con el sólo objetivo de obtener votos? ¿De qué igualdades de oportunidades hablamos cuando, al presentar la situación y las problemáticas de nuestras escuelas, sólo encontramos oficinas vacías porque las personas responsables de las mismas se encuentran ¡gozando de sus vacaciones!?Después de haber trabajado más de 10 años en ámbitos rurales he podido observar que sólo cambian las personas, que las lluvias de promesas se suceden unas tras otras y que los problemas persisten... y la igualdad de oportunidades sigue siendo una osadía.Después de conocer las comunidades educativas de la zona rural me sigo preguntando: ¿qué condiciones sociales, económicas, culturales y por sobre todo políticas deben reunir los integrantes de ellas para ser considerados ciudadanos?La educación es un derecho común a todos los habitantes del país, a todos, no sólo es un derecho contemplado para los habitantes de las ciudades más importantes, no sólo es un derecho contemplado para los integrantes de las clases altas.¿Por qué los problemas que se presentan son sólo asuntos de los maestros? Y no estoy hablando de cuestiones salariales sino de escuelas seguras, de escuelas con recursos, de escuelas con niños descansados, de escuelas con padres y maestros unidos para trabajar por un futuro mejor para nuestros niños.Año a año se repite la misma situación, escuelas olvidadas porque desarrollan sus actividades en meses donde todos gozan de sus vacaciones, escuelas conocidas sólo por las personas que en ellas desempeñan sus funciones porque las autoridades siempre tienen dificultades para llegar a las mismas... y las escuelas y la educación rural pasan a ser sólo responsabilidad de un grupo de maestros que, a pesar de todo, siguen apostando por la igualdad de oportunidades para sus alumnos.No estoy hablando de reconocimientos para los docentes rurales, no estoy analizando frases ridículas como: los maestros rurales hacen patria, sino que estoy reclamando igualdad y respeto para nuestros alumnos, para sus familias y para el futuro de los mismos.Estoy reclamando ¡igualdad de oportunidades!Mientras las soluciones sean sólo parches a problemáticas profundas e importantes, los maestros rurales seguiremos siendo cómplices y al mismo tiempo víctimas de una de las injusticias más inhumanas y detestables: la estafa a las ilusiones. Patricia EspinósDNI 24.223.719 - Catan Lil (Neuquén) | |