BUENOS AIRES.- Continúa la sangría de funcionarios en el Ejecutivo. El secretario de Industria, Fernando Fraguío, espera el regreso de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para que le acepte la renuncia.
Según trascendió presentó el viernes por la noche su dimisión y le ratificó su intención de irse a la ministra de la Producción, Débora Giorgi. Fuentes gubernamentales confirmaron al diario Clarín este hecho.
Fue por una combinación de factores: un poco del desgaste propio de la gestión pública para un hombre que ingresó a edad madura en el Estado y otro tanto debido a diferencias irremontables con la ministra Giorgi.
También fuentes del Gobierno aclararon a Clarín que la ministra no lo retuvo; aunque será la Presidenta quien decidirá el momento en que Fraguío abandonará su Gobierno y quién lo reemplazará.
Fraguío asumió en Industria junto a la presidenta Kirchner, en diciembre del 2007. Allegados al secretario confiaron que siempre tuvo una relación armoniosa con el titular de Economía, Carlos Fernández. Sin embargo, cuando Industria pasó a la órbita de Producción, el panorama cambió.
Fuentes oficiales y empresarias coincidieron en que la relación entre Giorgi y Fraguío fue "más que áspera" desde el primer instante. Ambos habían estado en veredas opuestas en la crisis del 2001. Fue cuando la hoy ministra fue secretaria de Industria (en la gestión de Fernando de la Rúa) y Fraguío era un influyente directivo de IVECO, cercano a la Fiat, que hoy preside Cristiano Rattazzi y quien habría impulsado la designación de Fraguío en el riñón K.
Fraguío se habría topado con las incansables maniobras de Giorgi por completar cada casillero de su ministerio con filas propias. Fraguío nunca estuvo en ese team. De hecho, él mismo llegó a confirmar que había puesto su cargo a disposición de la ministra no bien ella asumió.
Más allá de esa interna hubo otro hecho que aceleró la renuncia del secretario. Giorgi firmó un paquete de resoluciones para frenar importaciones y entre ellas coló una medida que trabó el ingreso al país de autopartes brasileñas imprescindibles para que las terminales nacionales exporten los autos que, a su vez, el mismo Brasil les demanda, según explicó curiosamente Rattazzi días atrás.
A la hora de especular con los sucesores, la mayoría de las miradas apuntan al jefe de Gabinete de Producción, Horacio Cepeda.
Sin embargo, algunas versiones decían que esa poltrona podría ser para alguien de la Unión Industrial, para calmar los ánimos en un sector que ahora está en picada por la crisis luego de haber sumado 5 años ininterrumpidos de crecimiento. Es cierto que la relación Gobierno-UIA se tensó por la difusión de estadísticas. "No hubo ningún ofrecimiento en ese sentido ni en ningún otro, y no creo que lo haya", dijo el viernes ante la consulta de "Clarín", el flamante titular fabril, Héctor Méndez.
El anterior timonel de la UIA, Juan Carlos Lascurain, cuyo nombre también circuló, le descartó a este diario porteño haber sido consultado.
