Desde que asumió el manejo de la categoría, Pablo I. Peón produjo verdaderas revoluciones en el TC 2000. Con el paso del tiempo se convirtió en uno de los mejores dirigentes que tiene el automovilismo argentino. Su último desafío, apuntando a enfrentar la crisis, fue la incorporación del motor monomarca y una nueva caja de velocidades.

Muchos, como en otros cambios que introdujo en la categoría, apostaron al fracaso. Criticaron sin esperar los resultados, que sirvieron para afirmar a una de las categorías más modernas y que muchas veces recibió elogios del exterior.

"Hace dos años que venía apuntando a lograr estos cambios. La primera vez que lo propuso perdió la batalla. La reunión duró cinco minutos. En la segunda oportunidad, estuvimos dando vuelta como dos semanas. Hasta que a mediados de octubre último pude convencer a la gente que integra la categoría", comentó.

Recordó que "con el sistema de suspensión pasó algo parecido, llevamos unos cuantos certámenes utilizándolas con excelentes resultados. Con esto pasará lo mismo.

¿Llegan a 40 pilotos en poco tiempo?

- Sí, no lo tenemos ya porque no hay cantidad de motores, sino estaríamos en este número de participantes. Igual, con 30 me conformo, pero vamos a tener más de 40. Es tremenda la demanda que tenemos.

¿Hasta cuándo con este reglamento?

- Vamos a ver. Acá lo ideal sería armar el Súper 2000, con autos que tengan un mismo motor, pero con mucha más potencia.

¿Siguen las pruebas especiales?

- Están confirmadas, sólo que la agruparemos en un certamen de endurance, por binomios. A los 200 kilómetros de Buenos Aires le sumaremos Termas de Río Hondo y Potrero de los Funes. Habrá carga de combustible, los encargados de esto tendrán el mismo equipamiento que en la Nascar. Hay pilotos del exterior que se están anotando con anticipación.