MAR DEL PLATA (Enviado especial).- A la hora de hablar de los retornos al partido, no hay radical que no lo compute. "Ricardito de aquí", "Ricardito de allá". Todo es amor para con él?.

- ¡Es hombre de cuna radical!... ¡Tiene que volver! - sentencian algunos con voz grave y el gesto adusto que fue propio de Crisólogo Larralde.

- ¡Es cierto, no puede estar ausente en esta hora en que la Patria tanto necesita de nosotros! - responden otros, juntando cejas y carraspeando en términos que dan la razón a Juan José Sebreli en aquello de que "nadie como los correligionarios para ponerse solennes a la hora de la política"-. Sí, en esta hora de rejunte, abunda en la UCR el deseo que Ricardo López Murphy vuelva al partido, donde se forjó políticamente a entrega total. Nadie le niega, además, formación técnica y talento.

Pero, siempre hay un pero, el despliegue de tanto amor se restringe a la hora de hablar del aporte que le puede inyectar López Murphy a este radicalismo: sus ideas. Los términos de definida cepa republicana con que ve la política. La racionalidad con que reflexiona sobre la economía. En otras palabras, ese ir contra los pensamientos establecidos a modo de dogma en mucho de lo que rige en la política argentina desde tiempos inmemoriales.

Es desde esas convicciones que López Murphy inquieta a gran parte del partido. Para muestra un botón:

- Ricardo tiene que volver, pero no a economía - decía ayer "Cachi" Gutiérrez, intendente de Pergamino, mano derecha de Julio Cobos. Junto a él, varios jóvenes asentían. Metros más allá, remanentes ya muy envejecidos de lo que fue la Junta Coordinadora, coincidían. Algo así como?. "Todo muy lindo, pero?"

Nada nuevo para López Murphy. Hace 20 años, alentado por la crisis de ideas que arrastraba el partido, fundó el "Ateneo Motor". Objetivo: debatir ideas, hacer de la política algo más complejo que una reunión de comité. El alfonsinismo le hizo la vida imposible. "Motor" bajó la cortina.

Con el tiempo, Ricardo López Murphy se fue del partido al que difícilmente vuelva.