WASHINGTON (DPA) - Los documentos describen el horror de forma fría y precisa: el experto en interrogatorios "empuja rápidamente al individuo y lo mantiene fijo contra la pared", con el objetivo de "aumentar la inseguridad del prisionero".
Sobre el método del "waterboarding" o ahogamiento simulado, los documentos de agosto de 2002 y mayo de 2005 explican: "Durante entre 20 y 40 segundos se echaba continuamente agua desde una altura de entre 30 y 60 centímetros", con la intención de provocar la sensación de ahogamiento y provocar pánico". En las memorias secretas de los tiempos de la presidencia de George W. Bush que salieron ahora a la luz se narran 14 brutales métodos de interrogatorio, como la privación de sueño durante 11 días o el encierro en pequeñas cajas junto con insectos. El "waterboarding" está considerado no sólo a nivel internacional como tortura, sino incluso por el actual secretario de Justicia, Eric Holder. Sin embargo, el presidente Barack Obama no quiere que haya una persecución penal de los que se esforzaron "de buena fe en seguir los consejos del departamento de Justicia".
Los sectores de izquierda y los seguidores de Obama de instituciones defensoras de los derechos humanos recibieron esa actitud con desánimo, pues un desinterés radical de un capítulo tan oscuro como complejo jurídicamente de la era Bush no parece una actitud y una forma de actuar propias del hombre que prometió "el cambio".
Ya antes tuvieron que frotarse los ojos con sorpresa, cuando Obama se unió a la actitud de Bush de aceptar la posibilidad de mantener encerrados a los prisioneros considerados peligrosos en una "zona de guerra" por un tiempo indeterminado. La alegría por un nuevo comienzo en la cuestión de los derechos humanos era grande cuando anunció el cierre del controvertido campo de prisioneros de Guantánamo . Sin embargo, a la mediática declaración le siguió un problema concreto: había que buscar países de acogida para los prisioneros cuya liberación estuviese decidida.