El presidente Barack Obama rompió la inercia entre Estados Unidos y Cuba con las medidas anunciadas el lunes, pero una posible normalización de las relaciones es aún lejana y ambas partes evaluarán otros pasos con suma cautela.
La decisión de Obama, quien anunció el levantamiento total de las restricciones a cubano-estadounidenses para viajar y enviar remesas a familiares en la isla, es una "señal interesante", pero la pelota sigue en campo norteamericano, coincidieron analistas.
"La pelota está ahora en el Congreso de Estados Unidos", donde se estudia un proyecto de ley que permitiría a cualquier estadounidense viajar a Cuba, "y obviamente también en la Casa Blanca, (porque hay que ver) si va a apoyar" esa legislación, indicó Michael Shifter, de Interamerican Dialogue. El analista minimizó la posibilidad de que desde el régimen castrista haya "mayores respuestas o reacciones" a las medidas de Obama. La Habana "está aguardando otros pasos y otras señales desde Washington, desde el Congreso o desde la administración", dijo Shifter.
"La cuestión más significativa acerca de las medidas es que la inercia se rompió y que el movimiento está en la dirección de relajar las sanciones", dijo Emily Morris, directora del Instituto Internacional de Estudios de Cuba de la Universidad Metropolitana de Londres.
El meollo del asunto es ver "qué tan lejos" podrían llegar nuevas medidas, dijo Morris. "Ambas partes están siendo muy cuidadosas: con cada paso, cada parte revisa la situación antes de tomar otro (...) Ninguna parte ha descartado la normalización de las relaciones, pero tampoco ninguna ha sugerido que se podría estar cerca", señaló.
Obama deberá ir con cuidado si desea tomar nuevas medidas, porque las del lunes ya las había anunciado en su campaña y cuentan con el apoyo mayoritario en la gente y en el Congreso, pero esa situación no será necesariamente igual en el futuro, advirtió Peter Hakim, presidente del Interamerican Dialogue.
Este primer gesto llega en momento oportuno, antes de la Cumbre de las Américas en Trinidad, donde Obama se presentará por primera vez ante sus colegas de la región, varios de los cuales exigen el levantamiento del embargo contra Cuba.
Obama también anunció el lunes que las empresas estadounidenses pueden establecer conexiones de fibra óptica y satelitales con Cuba y ofrecer servicios de telefonía móvil, lo que Washington espera produzca que la isla se inunde con información del extranjero.
En una primera reacción de Cuba, el líder cubano Fidel Castro respondió que su país no pide "limosnas" y demanda el cese del embargo. Pero fue cauteloso de no atacar directamente a Obama. Cuba "no culpa a Obama de las atrocidades cometidas por otros gobiernos", dijo Castro. Los siguientes pasos del gobierno de Obama deberían ser facilitar un mayor intercambio cultural, académico y deportivo con Cuba, permitir que cualquier estadounidense pueda viajar a la isla y dejar que ese país retorne a la OEA, señaló Hakim. (AFP)
Por Diego Urdaneta