La directora del Museo de la Casa Rosada, Nancy de Etchegaray, y dos empleados fueron interrogados por el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi en relación al robo en ese lugar del bastón de mando y la banda presidencial que pertenecieron a Arturo Frondizi, revelaron ayer fuentes judiciales.
"No aportaron mucho", fue el comentario de las fuentes al sintetizar los testimonios brindados.
Sobre la base a sus declaraciones, el magistrado ordenó la realización de distintas medidas para la profundizar la investigación, a la vez que dio intervención en las pesquisas al Centro Nacional de Protección del Patrimonio Cultural de Interpol, a cargo del comisario Marcelo Elaibe.
La desaparición de sendas piezas se conoció el martes pasado y prosigue a otro robo similar cometido en el Museo el 30 de agosto de 2007.
En aquella oportunidad se llevaron un reloj chalequero y otro de pulsera, ambos de oro, que pertenecieron a los presidentes Nicolás Avellaneda y Agustín Pedro Justo, respectivamente.
También sustrajeron una lapicera fuente de oro que perteneció al mandatario Roberto Marcelino Ortiz. A raíz de esos hechos, la Casa Rosada dispuso colocar una custodia permanente en el museo, además de modernizar los sistemas de video para controlar lo que ocurre en todo su perímetro.
Por esa razón, dijeron las fuentes, se pusieron a disposición de la justicia las filmaciones de las cámaras ubicadas en las puertas del Museo.
El bastón que perteneció a Arturo Frondizi, de caña de malaca con empuñadura de oro y plata, había sido confeccionado por la joyería Ricciardi, proveedora oficial del Estado para este tipo de actos hasta que, para la asunción de Raúl Alfonsín se comenzaron a utilizar los bastones realizados por el orfebre Juan Carlos Pallarols.
En noviembre del año se había realizado en el Museo de la Casa Rosada una muestra de los objetos que pertenecieron a Frondizi con motivo de conmemorarse el centenario de su nacimiento.
Los investigadores sospechan que el bastón y la banda desaparecieron desde hace "presumiblemente veinte días" y que se trató de un trabajo "de algún empleado infiel" porque ambos objetos estaban "en una vitrina con tornillos" pero al hacerse la primer pericia la vitrina "se encontró atornillada".
Es decir, conjeturan, que podría haber sido "un trabajo interno de un empleado" que pudo trabajar con relativa comodidad. (DyN)