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	Los ocupantes se vieron rodeados por el amplio operativo policial que se realizó durante la noche y asombró a los vecinos.

CIPOLLETTI (AC).- Mientras unas 450 personas se mantenían firmes ayer ocupando el predio de 15 hectáreas sobre calle Naciones Unidas -hay actuaciones judiciales pero sin resolución- una humilde familia que había usurpado un terreno en un área ya adjudicada, por detrás del hospital, en el noreste del ejido, resultó desalojada por la policía en un procedimiento que vecinos calificaron de "impresionante y desproporcionado", incluso con la presencia del juez Gustavo Herrera, fiscal, secretario y muchos uniformados que llegaron con móviles.

"Somos pobres. Yo trabajo pero ya no puedo pagar ni el alquiler. Vimos que esto estaba libre y llegamos", dijo Sebastián Sepúlveda (37), jefe de la familia ocupante, quien llegó por la mañana del sábado, pasando desapercibido hasta horas después, con su esposa Vanesa (32), una bebita de seis meses y otra hija de 4 años. También estaba su suegro, de nombre Nicolás (42), quien ofuscado porque expulsaban a los suyos y molesto por la "multitudinaria" presencia policial y judicial protestó, se opuso, hubo manotazos y terminó demorado en la comisaría, aunque recuperó la libertad antes de la madrugada.

"Con mi trabajo no me alcanza para pagar un alquiler pero yo puedo pagar cuotas, a largo plazo, de un terrenito. No quiero que me regalen nada. Pensábamos que aquí eso podía ser pero nos sacaron", relató ayer Sebastián.

Los policías y los judiciales llegaron en masa al terreno ocupado por los Sepúlveda pasadas las 23 del sábado y de inmediato se exigió el desalojo, ante el llanto de las niñas y el nerviosismo de los mayores, trámite que se prolongó por casi hora y media.

Se supo que pobladores, desde las sombras, apenados por la situación, les gritaban a los uniformados y a los funcionarios judiciales "por qué no se animan y hacen lo mismo con otros", en alusión, presumiblemente, a los que se han instalado en tierras no aptas para la construcción, como dos cooperativas y a los cientos que están en la Toma Naciones Unidas, usurpación que potenció duras polémicas.

Luego de ser desalojados, la familia se alojó en la casa del suegro de Sebastián, ya que no tenían otro lugar para pasar la noche.