A propósito de la Fiesta del Loro Barranquero realizada hace poco en Tricao Malal, pensaba en qué homenaje podría recibir el loro en una fiesta en su honor. Es más, seguro que se trata de una fiesta en la que los loros baranqueros brillan por su ausencia, como sucede en la mayoría de estos festejos.
Cada cual con su fiesta, las hay tantas que uno pierde un poco el hilo, pero me llamó la atención este homenaje para un ave habiendo tantas cosas para halagar. Porque ni siquiera podríamos decir que el loro barranquero es un canto a la producción o una invitación al turista para disfrutar de su espléndido color. Es más, en algunos lugares la presencia de los loros es sinónimo de desastre, porque por donde pasan dejan plantaciones peladas y productores en la ruina.
Y aclaro, no es ésta una campaña contra los loros barranqueros, simplemente quiero graficar que en este país hay homenajes que a veces se convierten en un sinsentido. Una fiesta es un homenaje y la verdad no me cierra esto del loro barranquero, que sólo por su colorido puede caer simpático, no habla, no hace piruetas, no hace nada de nada. Entre los veterinarios dicen que el loro barranquero es el más vago de todos los loros.
En fin, bienvenida la intención de los neuquinos de tener su fiesta, más allá del "personaje" que eligieron para el homenaje.
Otro aspecto llamativo es esto de hacer fiestas y que en esa fiesta no esté el producto que le da origen. Pasó en varias ediciones de la manzana, donde uno podía recorrer cientos de metros y no encontraba ni de casualidad una manzana.
Hace poco estuve en la Fiesta del Dulce de Membrillo en Catamarca. La cosecha del fruto se produce a fines de enero en esa provincia, pero la fiesta se hace antes de que las benditas dulceras pongan manos a la obra.
Cómo hacer una Fiesta del Dulce de Membrillo sin que el dulce esté ahí. En este caso no se trata de un homenaje sino de un atractivo para el que visita la fiesta que llega deseoso de probar los dulces de membrillo y se encuentra con que todavía no está.
Bien por la Fiesta de la Vendimia en Regina, porque si hay algo que abundó, como también la posibilidad de degustarlos, es el vino, el invitado de lujo, el motivo del festejo, la razón de existencia de la fiesta.
Creo que más allá de la intención de homenajear a algo o alguien, los pueblos organizan fiestas para juntar a todos y demostrar lo que son capaces de hacer, el sentido de la fiesta del pueblo es en definitiva ese, mostrar a la gente que se puede organizar un evento de magnitud, tal vez la única oportunidad para muchos pueblos de juntar a todos en un mismo día, en el mismo lugar, con ganas de comer las infaltables empanadas.
Me preguntaban algunos lectores qué calificación social tiene una fiesta y de verdad no hay muchas dudas de que se trata de un evento popular, muy popular porque desde la organización hasta la puesta en marcha, se piensa en lo que puede gustar a la gente, es la oportunidad de darle al pueblo un espectáculo barato o gratis que tal vez jamás vería si tuviera que viajar.
Las fiestas, más allá de los nombres y de la cartelera, forman parte de las tradiciones más arraigadas y aunque no haya mucho que festejar u homenajear, los pueblos tienen su fiesta, punto de encuentro para todos y motivo de charla durante varios días, porque en tiempos de fiesta es de lo único que se habla.
Ojalá sigan las fiestas, ojalá haya muchas más, aunque haya que buscar en el loro la excusa para juntar una vez al año a todos en la plaza pública o en el club del pueblo.
Vale la pena por la previa, por la fiesta misma y por el después, cuando el pueblo hace suyo el éxito, aunque no sea tan así si se trata de fracaso.
Salud por esta Argentina que a pesar de muchos pesares, tiene su tiempo de fiestas.
JORGE VERGARA
jvergara@rionegro.com.ar