Frente al embalse de Alicurá se tiene la sensación de que no entra una gota más. La percepción se verifica en los registros de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC): el lago está a centímetros de su cota máxima extraordinaria. Ocurre algo parecido en el resto de las presas del Limay porque se está guardando el recurso que ayudará a que, una vez más, las hidroeléctricas de Neuquén y Río Negro aporten este invierno de manera más eficiente a la red energética del país.
Hace un año el gobierno nacional comenzó a aplicar este modelo de operación del río Limay, que funciona, claro, en tiempos de sequía porque mientras el agua fue abundante, aunque la crisis energética se hiciera sentir, no fue necesario tomar medidas extraordinarias.
Hay que ver de qué manera se comporta la demanda de gas y electricidad en tiempos de caída de la actividad, especialmente en julio y agosto, que son los meses de mayor consumo de energía por efecto del frío.
Como lo que provocó, esencialmente, la crisis energética que arrastra Argentina es la falta de gas (el parque generador de electricidad depende fuertemente de este combustible, más cuando falta agua en las presas), una caída en la demanda, tanto residencial como industrial, podría mejorar el uso para usinas.
Para el inicio de este año hídrico, la AIC anticipó que hasta fines de este mes las precipitaciones en la cordillera continuarán siendo inferiores a la media: en la subcuenca del río Neuquén el déficit hídrico será del 40%; en la del Collón Cura, del 60%; y en la del Limay, del 30%.
"La operación actual y para los próximos meses, con algunas diferencias respecto de lo normado para la época del año, ha sido solicitada por las subsecretarías de Energía Eléctrica y de Recursos Hídricos de la Nación, para contar con mayores reservas en caso de inconvenientes en el sistema eléctrico nacional", dice el último informe hidrometeorológico de la AIC.
La política nacional es guardar agua en los embalses del Limay, especialmente en los que están en el tramo superior del río, para convertirla en electricidad cuando el país más lo necesita.
Así, esta semana en Alicurá la cota del embalse estaba a 40 centímetros de su máximo extraordinario y en Piedra del Águila el agua había superado en más de un metro el tope normal.
En el río Neuquén las condiciones son otras porque, además de la sequía, se suma el hecho de que es difícil hacer maniobras porque hay un solo complejo hidroeléctrico, Cerros Colorados, que no embalsa sino que deriva hacia un bajo natural.
La AIC anunció que tomará medidas para que las restricciones de las erogaciones aguas abajo de las presas no afecte la vida en las ciudades de los valles.
También anunció que controlará que, si la Nación decide despachar las hidroeléctricas de manera extraordinaria, que esas maniobras no signifiquen incrementos abruptos de los ríos aguas abajo de las presas (AN)