El gobierno nacional y sus coincidentes en los niveles provinciales y municipales mantienen levantada la bandera de la distribución del ingreso como argumento principal para la defensa del mantenimiento del actual nivel de retenciones. Prácticamente, no hay discurso de la presidenta Cristina Kirchner en el cual no aparezca el reto a los productores agropecuarios que se resisten al pago de esos impuestos.
Justo es decir que el argumento es válido y no colisiona con lo que dicen los libros, ni con lo que hacen todos los países del mundo, ya que tanto la teoría económica como la evidencia empírica han posicionado a la distribución del ingreso entre las funciones principales del Estado.
Sin embargo, en nuestro caso no se cuestiona que el gobierno intervenga en la distribución del ingreso, lo que se discute es la intensidad de la intervención estatal y los instrumentos que se utilizan para tal fin. Veamos una breve enumeración de tales cuestiones:
1) En primer lugar hay que poner en claro que el gobierno no distribuye el ingreso, sino que lo redistribuye. Esto que puede parecer una cuestión menor no lo es. La distribución del ingreso no la hace el gobierno, sino el sistema económico. En tal sentido, vamos a suponer que no está entre los planes del gobierno cambiar el sistema capitalista vigente y se lo acepta con sus características relevantes. En ese sistema capitalista, la distribución del ingreso es el resultado de las remuneraciones a los factores productivos, a través de los salarios, las utilidades y las rentas. Ahora bien, cuando esa distribución que hace el sistema económico no es del agrado de la mayoría de la sociedad (por ejemplo que no sea razonablemente equitativa), allí es donde aparece el Estado redistribuyendo el ingreso, ya sea a través del cobro de impuestos diferenciales como a través del gasto público.
2) Un segundo aspecto tiene que ver con la intensidad de la intervención, en el sentido de que no puede ser de modo violenta, sacándole a una actividad hasta el punto de anular sus ganancias, ya que después de ello sólo cabe esperar la desaparición de la actividad, lo cual claramente no puede estar en los planes de ningún gobierno. No obstante, esto es lo que ha ocurrido en nuestro país con la ganadería y está pasando con la agricultura.
3) Otro punto a tener en cuenta es la forma de implementar la redistribución. En principio, la misma tiene que ser lo más simple posible. No debería estar instrumentada a través de la exacción a determinados sectores para darles a otros, sino que se debe sacar a los que más tienen o ganan para darles a los que menos tienen. Porque si se lo hace por sector, como por ejemplo sucede con las retenciones, se castiga a todos los productores, sin distinguir entre ricos y pobres, lo cual lleva a la necesidad de implementar luego un subsidio en compensación a los que sufrieron la retención, pero que no son ricos (ya sea porque tienen poca superficie o trabajan tierras marginales). Obviamente que este sistema de compensación lleva inherente un alto grado de discrecionalidad de parte del gobierno (a éste sí y a éste no) y, en consecuencia, también un alto grado de injusticia y corrupción.
A modo de sintetizar lo que no debe hacerse en términos de redistribución de ingresos, vale la pena transcribir el famoso "Decálogo de Abraham Lincoln" que, a pesar de haber sido escrito hace más de 150 años, mantiene intacta su vigencia:
1) Usted no puede crear prosperidad desalentando la iniciativa propia.
2) Usted no puede fortalecer al débil debilitando al fuerte.
3) Usted no puede ayudar a los pequeños aplastando a los grandes.
4) Usted no puede ayudar al pobre destruyendo al rico.
5) Usted no puede elevar al asalariado presionando a quien paga el salario.
6) Usted no puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.
7) Usted no puede promover la fraternidad de la humanidad admitiendo e incitando el odio de clases.
8) Usted no puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.
9) Usted no puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su independencia (libertad) e iniciativa.
10) Usted no puede ayudar a los hombres, permanentemente, realizando por ellos lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos.
ROLANDO CITARELLA
Especial para "Río Negro"
(*) Economista