Los entrenadores argentinos viven sentados en una silla eléctrica. La séptima "cabeza"que rodó en estas últimas horas fue la de Miguel Russo, después de que su otrora equipo San Lorenzo concretara un papelón ante un Real Potosí (2-0) al que había goleado de local semanas antes. Lo cierto es que ahora el que suena con insistencia en los pasillos del Nuevo Gasómetro (y de Ideas del Sur) es el "Cholo" Diego Siemeone, el DT que quiera el empresario Marcelo Tinelli y con quien ya habría dialogado.
El otro apellido que se escucha con insistencia es el de Bauza, último campeón de la Libertadores (Liga de Quito), un antecedente que comparte con Russo, quien aterrizó en Boedo después de dar la vuelta continental con Boca.
El "Patón" ya jugó sus cartas y desde Qatar dijo que estaría chocho de la vida en ser el nuevo DT. "Me dijo un amigo que a lo mejor me iban a llamar de San Lorenzo. Uno siempre tiene ganas mientras las propuestas sean interesantes. Esperemos que tomen la mejor decisión".
El presidente Rafael Sabino, además de admitir "el fracaso como propio" y confesar que se encuentra "re caliente", señaló que no habrá definiciones en las próximas horas. "Todavía no hablamos con ningún técnico. En Buenos Aires planificaremos", informó desde México y aclaró que sólo tiene "la cabeza puesta en el próximo partido con Vélez", que se jugará el domingo, 15:10, en el Nuevo Gasómetro. También dijo que piensa que "los hombres pasan y las instituciones quedan", algo que hizo correr rumores acera de un posible alejamiento.
Russo renunció después de sumar ocho derrotas en once partidos y con la decisión ya tomada, dijo cosas como estas: "Conozco cuando las cosas no salen, por eso doy el paso al costado, agradeciendo a todos en San Lorenzo, que es un gran club". Y agregó: "No es fácil, uno no esta acostumbrado a esto. Estoy apenado por la gente que confió en mí y no lo pude resolver".
Russo también decidió hacerse cargo de la crisis futbolística, escondiendo los reproches (que existieron) hacia los jugadores. Aclaró que fue "la primera vez" en su carrera como técnico que un equipo suyo "se queda afuera en la primera fase" y también "que se interrumpe" un proyecto antes de acabar el contrato.
"No tengo nada que decir de los jugadores. No pongo públicamente en tela de juicio esas cosas. No quiero hablar. Me hago cargo", asumió el entrenador en el día de su cumpleaños número 53. Russo, quien prefirió ausentarse en la práctica que ayer por la mañana realizó el plantel en México, aseguró que todo lo que debió decirle a los jugadores lo hizo "entre cuatro paredes".
"Este es un momento de dolor. La explicación pasa por muchos puntos. Asumo la responsabilidad que me toca y no tengo mucho más que decir", añadió. Russo también se autodenominó como un hombre "muy noble" consigo mismo y evitó "hablar de este tipo de cosas" cuando se lo consultó si el plantel le falló.