ROMA - (DPA) - El papa Benedicto XVI inició ayer las celebraciones de Jueves Santo con la llamada misa crismal, en la que se bendicen los óleos empleados a lo largo del año para impartir la extrema unción y otros sacramentos.
Parte de dichos óleos serán enviados a la región del centro de Italia afectada por el terremoto de esta semana, en el que murieron 278 personas, según las últimas cifras oficiales.
Benedicto XVI pretende visitar la zona en torno a L´Aquila después de las celebraciones de Semana Santa, para las que se esperan de nuevo decenas de miles de peregrinos en Roma.
En su homilía durante la misa crismal celebrada en la Basílica de San Pedro con la presencia de numerosos cardenales, obispos y sacerdotes, Joseph Ratzinger estimó que el orgullo y la arrogancia de las personas pueden resultar destructivas, "desmembrar cualquier comunidad y conducir a la violencia".
"Humildad correcta"
Según Benedicto, los cristianos deben aprender de Jesús qué significa la "humildad correcta" acorde con la palabra de Dios.
El jefe de la Iglesia católica criticó abiertamente los puntos de vista del filósofo alemán Friedrich Nietzsche, "quien ridiculizaba la humildad y la obediencia como valores de esclavos, como fuente de opresión".
Uno de los principales puntos de la celebración del día fue el momento tradicional en el que el Papa lava los pies a 12 sacerdotes, en recuerdo al gesto de humildad de Jesús frente a sus apóstoles narrado en el Evangelio.
Hoy, Viernes Santo, Benedicto XVI presidirá el tradicional Via Crucis en el imponente Coliseo romano.
Las celebraciones de Semana Santa en el Vaticano concluirán el domingo con la bendición "Urbi et Orbi" ("A la ciudad y el mundo") en la Plaza de San Pedro, frente a miles de fieles y turistas.