Martes 07 de Abril de 2009 Edicion impresa pag. 33 > Policiales y Judiciales
"Intenté cortar el cordón, no quise matarlo"
Sobrecogedor relato de una joven acusada de apuñalar a su hijo recién nacido.

NEUQUÉN (AN)- "Yo tuve un bebé... di a luz en el baño... no lloró, pensé que había nacido muerto... con un cuchillo intenté cortar el cordón umbilical, no matarlo... me enteré que había nacido vivo cuando le hicieron la autopsia".

Con voz temblorosa, Jésica (22 años) contó la triste historia del embarazo que mantuvo oculto nueve meses, y trató de convencer a los jueces de que no quiso asesinar a su hijo recién nacido.

Jésica, Alegría de apellido, está acusada de un delito muy grave, homicidio calificado por el vínculo, que tiene una pena única: prisión perpetua. Su abogado defensor apuesta a demostrar que existieron en este caso lo que se llaman "circunstancias extraordinarias de atenuación". Eso no la librará de seguir presa pero le abre la expectativa de recibir una pena inferior.

Jésica declaró ayer en la primera audiencia del juicio oral en su contra y contestó todas las preguntas que le hicieron.

Según la fiscalía, el 7 de mayo del año pasado mató a su hijo recién nacido de dos puñaladas en el cuello, en la vivienda de su madre en el barrio Gregorio Álvarez. Luego envolvió el cuerpo en bolsas y lo arrojó a un contenedor de residuos. Días después lo hallaron en un basural.

La joven contó que no supo de su estado de gravidez hasta muy avanzado el embarazo porque "nunca dejé de menstruar". Iba a ser madre por segunda vez: ya tiene una niña de 4 años.

Cuando tuvo certeza del embarazo no encontró el momento adecuado para decírselo a su familia. Relató que su hermana de 14 años estaba muy triste en esa época porque había perdido un bebé; también refirió problemas de salud de su madre y de sus sobrinos que casi mueren quemados en un incendio. "Yo estaba esperando que pasaran esas cosas malas para decirles", explicó.

Desde hace siete años Jésica tiene una pareja estable. No convivían pero lo llamó "mi marido" cada vez que aludió a él. Aseguró que era el padre de la criatura que esperaba, pero tampoco a él le reveló que sería padre.

"No es que no deseaba el embarazo, ya habíamos hablado con mi marido que íbamos a buscar un hermanito" para la niña, aseguró.

Dolor de cintura

La madrugada del hecho fue al baño con dolor de cintura. Según sus cálculos, le faltaba un mes para la fecha de parto y el alumbramiento la tomó por sorpresa.

(Las pericias revelaron que el bebé tenía de 38 a 39 semanas de gestación).

Con voz temblorosa y pasando por alto algunos detalles, Jésica contó que el niño nació sin llorar, que le quiso cortar el cordón umbilical con un cuchillo Tramontina que había en el baño y que sin darse cuenta lo apuñaló dos veces en el cuello.

Después vino el ocultamiento. Lo metió dentro de dos bolsas de supermercado, y a su vez dentro de un bolso de una conocida marca de cosméticos. Lo dejó en el fondo del patio más de un día, según dijo, y luego lo metió en un contenedor de basura que estaba frente al domicilio de un vecino. "No quería que lo encontrara mi mamá", narró.

Esa madrugada, después del parto en el baño, volvió a su habitación y se acostó en la cama con su hija. Con un llanto más intenso, relató: "disfruté a mi hija lo más que pude, porque sabía que me iban a venir a buscar".

Y así fue. Una vez hallado el cuerpo en un basural, se detectó en qué contenedor había sido trasportado, luego se supo que ese recipiente había estado en Gregorio Álvarez, y los investigadores tardaron poco en descubrir quién en el barrio tenía acceso a un bolso de esa marca de cosméticos. La pericia de ADN demostró que Jésica era la madre, y desde entonces está presa. Su hija la visita miércoles y sábados, y ella trata de convencerla de que la alcaidía de mujeres es su lugar de trabajo.

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