Mientras la conducción de Unter encabezada por Marcelo Nervi negociaba ayer con el Gobierno una salida al conflicto, varios sectores del gremio en distintas localidades ponían en marcha protestas en las delegaciones del CPE para presionar por una respuesta favorable a sus reclamos. Pero no sólo fue una presión para el Gobierno, también lo fue para el mismo gremio, cuya conducción no supo explicar por qué mientras está en marcha la paritaria, suceden estas acciones que obedecen más a decisiones sectoriales que del gremio en su conjunto.

Traducido a la realidad es una muestra más de las profundas diferencias que tiene la Unter, donde la conducción sólo maneja una de las seccionales llamadas grandes -Viedma-.

En el último congreso de Choele Choel, todo el espíritu conciliador de Marcelo Nervi, que planteó suspender el paro mientras se buscaba una salida, fue directamente sobrepasado por las seccionales duras que centralizaron la decisión.

Cada vez que la conducción avanza en algún entendimiento con el Gobierno, al llegar a las bases todo vuelve a complicarse. Así, en el mismo Ejecutivo se preguntan cuánto vale una negociación si cuando bajan a las asambleas todo queda en la nada.

Sobran los ejemplos de diferencias internas, como lo fue el levantamiento del corte en Chichinales, donde los más radicalizados se opusieron, pero por poco margen ganó el oficialismo. En ese mismo corte, muchos docentes saben que varias cosas de las que sucedieron allí no tenían el aval de la conducción.

Puertas adentro, todos saben que los sectores de izquierda del gremio son los que manejan las protestas duras, esa misma izquierda que cuando comenzaron el paro y el corte de ruta les dio fuerza y número, ahora se convirtió en inmanejable para Nervi y su gente, que temen que ese mismo sector termine imponiendo posturas extremas y dilate cualquier acuerdo.

Nervi y su conducción no supieron manejar un gremio con grietas en la búsqueda de una solución para un conflicto que superó los 40 días. (Redacción Central)