La serie Eliminatoria parece ya muy lejana. Sin embargo, no hace una semana que Argentina vivió la peor goleada de su historia. Si algo caracteriza a Diego Maradona es su desmesura, para bien y para mal. Nada en lo que esté involucrado puede ser de término medio. Diego es excesivo. Lo fue su manera de jugar, lo es su manera de vivir. Lo llamamos Dios. Un exceso.
La Selección goleó a Venezuela (4-0) en el Monumental, entonces "jugamos el partido perfecto", dijo el DT. Puede ser. Pero era ante Venezuela y en el Monumental... Cuatro días después, los mismos del "partido perfecto" fueron goleados por Bolivia en La Paz. La peor Bolivia en mucho tiempo, tanto que ya no hay altura geográfica que la salve de su mediocridad futbolística.
"Esto te iba a pasar en algún momento", dicen que le dijo Carlos Bilardo a Maradona, cuando el 1-6 ya era parte de los libros de historia. Pero, ¿no le pasó demasiado pronto?
La Selección necesita urgente equilibrio de parte del cuerpo técnico. El problema es que desde el principio las internas del cuerpo técnico fueron más importantes que las cuestiones futbolísticas que Maradona venía a corregir.
La negativa de la AFA a sumar a Oscar Ruggeri y el enojo del DT, las figura inclasificables de Carlos Bilardo y de Humbertito Grondona... Cuando todo recién comenzaba, allá por octubre de 2008, nos preguntábamos en esta columna para qué estaban Bilardo y Humbertito? Hasta el día de hoy nadie lo sabe exactamente.
PD: Diego fue el primero en lamentar la renuncia de Juan Román Riquelme. Sabía que perdía al único jugador capaz de jugar como un "10" de verdad. Lo que no sabía (¿o sí?) era que lo iba a extrañar tan pronto. Y a horrores. Cuando le preguntaron a Diego cómo iba a jugarle a Bolivia, respondió: "Manejando la pelota nosotros". No lo hizo nunca y perdió por goleada. Ese día necesitó como nunca de un "10".
JUAN MOCCIARO
jmocciaro@rionegro.com.ar
