Con el éxito de "CSI" nacieron sus "hermanitas" menores, muy menores: "CSI Miami" y "CSI New York". Además de ceñirse a un mismo esquema las tres tienen otros puntos en común: las canciones de apertura del trío son de The Who y las tres conectan su estética a las ciudades en las que se desarrollan.
La original, aunque mantiene el drama, tiene unos atisbos de humor cercanos al espíritu de un lugar en el que todo parece estar permitido. Es fiel al espíritu de Las Vegas, ciudad fundada por mafiosos en la que los excéntricos hoteles y casinos están rodeados por un desierto inhóspito. Dónde los viajeros buscan cambiar su suerte y se toman un descanso de la rutina. La mayor parte de la acción transcurre en la noche con el brillo de las luces de neón de fondo.
A "CSI Miami" el sol le brinda el tono dorado que la distingue. Allí hay una gran impronta latina y el español es en muchos de los episodios casi un segundo idioma, mal pronunciado por sus protagonistas, y los narcotraficantes son los enemigos a perseguir entre el son y la guaracha.
En esta derivación que salió al aire por primera vez en 2002 el jefe del equipo es el poco expresivo detective Horatio Caine (David Caruso), al que acompañan la experta en balística Calleigh Duquesne (Emily Procter), el detective de origen cubano Eric Delko (Adam Rodríguez) y Ryan Wolf (Jonathan Togo), el nuevo que todo el tiempo tiene que demostrar su habilidad.
Los productores en este caso prefirieron que las historias personales estén más en primer plano, al igual que el uso de las armas. Así fueron conflictivos la muerte en un tiroteo del atormentado Tim Speedle (Rory Cochrane) y el retiro de la médica forense Alexx Woods (Khandi Alexander) cuando su hijo se involucró en un asesinato.
El protagonista no está exento de problemas. Su hermano fue un policía corrupto, tuvo una relación ambigua con su ex cuñada, tiene un ex esposa que aparece de repente con un hijo adolescente que va a la cárcel por un tiempo; casi vuelve a casarse con Marisol la hermana de Delko, pero ella es asesinada por orden de un capo de la droga el día de su boda y hasta arma un intrincado montaje en el que parece que él mismo es asesinado para atrapar al nuevo marido de su "ex", también narcotraficante. Demasiado drama para un protagonista que pocas veces esboza gestos de emoción, ni de otro tipo, y que es tan rápido en desenfundar una pistola como en sacarse y ponerse los anteojos de sol.
"CSI New York" es más cosmopolita, sigue el ritmo y las modas de la gran ciudad y como ella cambia. En sus comienzos en 2004 el azul era su tono dominante, sus guiones eran mucho más oscuros sintonizando con la melancolía de la cabeza del equipo: Mac Taylor (Gary Sinise). Él es un ex marine cuya esposa murió en el atentado a las Torres Gemelas, la rigidez de este personaje -que ve todo en blanco y negro- lo hace lejano e intolerante. Esta característica, y el que se buscara desde la producción la forma de que la serie dejara de resultar tan fría, hizo que sea la más coral de las tres.
En ella el resto del elenco fue ganando espacio y la simpatía del público al humanizarse más. Así la detective Stella Bonasera (Melina Kanakaredes) es la amiga de Mac y la que lo entiende y trata de que siga adelante. Abandonada en su niñez pasó por hogares adoptivos transitorios y ella misma sufrió la obsesión de un novio al que mató cuando fue víctima de su violencia.
El simpático del grupo es el detective Danny Messer (Carmine Giovinazzo), un investigador del Bronx que conoce de pandillas y sus códigos. El suele poner el humor y en la quinta temporada ganó más protagonismo al consolidar su relación con su compañera de tareas Lindsay "Montana" Monroe (Anna Belknap), la chica perfecta que arrastra el trauma de ser la única sobreviviente y testigo del asesinato de un grupo de amigas en la adolescencia.
Completan el grupo Don Flack (Eddie Cahill), detective de homicidios, el misterioso médico Sheldon Hawkes (Hill Harper), el forense Sid Hammerback (Robert Joy) y el novato Adam Ross (A.J. Buckley), todos ellos suelen aportar su cuota de humor, cada uno fiel a su personaje.