La presidenta Cristina de Kirchner pasó el jueves en Londres un momento incómodo. Al posar para la foto oficial de la cumbre del G20 intentó saludar al presidente norteamericano, Barack Obama, que pasó a su lado, no la vio y siguió de largo. Cristina quedó con la mano extendida al vacío.

El episodio duró apenas unos segundos, pero fue registrado por las cámaras.

Para colmo de males, Obama, en declaraciones a la prensa mundial reunida para cubrir la cumbre, elogió abiertamente al jefe de Estado brasileño, Lula Da Silva a quien consideró como un amigo y se despachó con un rotundo: "¡Me encanta este tipo!".

Más tarde, mientras Cristina caminaba, junto con custodios y parte de la comitiva argentina, por las calles de Londres, un hombre le lanzó "Cristina, dejá de robarle al campo". Fue un gesto de protesta en solitario. Si bien todos escucharon las palabras del muchacho, nadie giró para ver lo que sucedía, salvo los guardaespaldas de Cristina, que se apuraron a evitar que el hombre se acercara a la mandataria.

"La gente se esta muriendo de hambre, eh", agregó el hombre. Fernández de Kirchner, enfundada en un tapado rojo, siguió su rumbo sin titubear.