LONDRES.- "¡A mí me encanta este tipo! ¡Es el político más popular del planeta!". La frase no deja dudas de que, con su carisma, el presidente de Brasil, Lula da Silva, viene conquistando a un número cada vez mayor de admiradores, entre ellos el autor de la frase: el mandatario de EE. UU., Barack Obama.

La popularidad de Lula empieza a declinar en su Brasil a raíz de la crisis financiera mundial, pero su estrella brilló más que nunca en la cumbre del G20 en Londres, donde fue apuntado por varios analistas como la principal voz de los países emergentes.

El ex sindicalista que gobierna Brasil desde el 2003, sin embargo, rechazó tajantemente ese título: "Esa cosa de liderazgo es una tontería teórica. Para ser un líder es necesario que haya liderados, y ningún país se dispone a entregar a otro el bastón para que lo lidere", disparó tras la clausura de la conferencia.

"No existe eso de que Brasil, por ser un país grande, debe ser el líder de Sudamérica. Eso no existe. Cada uno de nosotros vale por lo que representa, por lo que hace. Yo lidero a Brasil, así como Cristina (Fernández de Kirchner) lidera a Argentina y (Felipe) Calderón) lidera a México", agregó. Para Lula, la frase de Obama fue "una broma, un gesto de gentileza" del presidente norteamericano, con quien se reunió por primera vez hace poco más dos semanas en Washington y que ayer lo llamó de "my man", una expresión norteamericana familiar para designar "amigo".

Atribuye esa familiaridad al hecho de que suele "tratar bien" a sus colegas, buscando un contacto "humano" más allá de las relaciones entre estados. "Soy hincha de Obama. Es el primer presidente de EE. UU. que tiene nuestra cara, si uno se lo cruza en Bahía pensará que es de allá", dijo al aludir a los habitantes de ese estado brasileño cuya población es mayoritariamente descendiente de esclavos africanos.