La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) llega profundamente dividida a la cumbre en la que celebrará su 60 aniversario el viernes y el sábado en las ciudades de Baden-Baden y Kehl (Alemania) y Estrasburgo (Francia), a ambos lados del Rin.
En el seno de la alianza transatlántica no hay acuerdo sobre quién deberá ser el nuevo secretario general de la alianza ni sobre la estrategia a seguir en el futuro. También en relación con Afganistán y respecto de la relación con Rusia hay diferencias considerables.
Nadie espera que estos conflictos se resuelvan en la reunión de jefes de Estado y gobierno, que será también la primera visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a Alemania y Francia. A esta discordia interna se suma la de los opositores a la OTAN, que ayer anunciaron en Estrasburgo medidas contra la cumbre.
Militantes anti-OTAN dijeron que para ellos sería un éxito "alterar el programa de la cumbre mediante acciones de desobediencia civil, obligar a abreviarlo o producir retrasos significativos", dijo a dpa hoy en estrasburgo un portavoz de la organización "block OTAN".
El sábado los asistentes a la cumbre saludarán con un gesto simbólico el regreso de Francia a la estructura de mando integrada de la alianza. Francia, apartada por la decisión mediante la que Charles de Gaulle procuró en 1966 constituir un contrapeso militar al de Estados Unidos, vuelve ahora a participar en todos los gremios de la alianza.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y los jefes de los otros 27 estados miembro se encontrarán en un puente peatonal que comunica sobre el río Rin las ciudades de Estrasburgo (Francia) y de Khel (Alemania).
La OTAN quiere definir en la cumbre una nueva estrategia, pues la actual tiene ya diez años de antigüedad. Mientras Estados Unidos quiere apuntalar una alianza militar global, los estados europeos se oponen a que la alianza cumpla el papel de una "policía mundial", según palabras en que se expresó el ministro del Exterior alemán, Frank-Walter Steinmeier, para quien la OTAN no puede reemplazar a las Naciones Unidas como marco para la seguridad mundial.
En cuanto a la discusión sobre el nuevo Secretario General, el diplomático europeo Javier Solana se pronunció por el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen, quien desde hace semanas es el candidato más firme a suceder al holandés Jaap de Hoop Scheffer.
Solana aumentó así la resistencia a la presión de Turquía, que se opone a Fogh Rasmussen por su actuación cuando se publicaron caricaturas del profeta Mahoma en diarios daneses. Nadie espera que los asistentes se pongan de acuerdo en esta controversia sin precedentes en el seno de la alianza.
Obama no exigirá expresamente a sus socios de la alianza más compromiso: en círculos de su gobierno se repite que espera contribuciones voluntarias. Los efectivos estadounidenses en Afganistán ascendarán con la llegada de 17.000 nuevos soldados a 50.000 combatientes. A ellos se agregarán 4.000 capacitadores estadounidenses para las fuerzas de seguridad afganas.
La organización humanitaria Oxfam denunció que los efectivos de la OTAN son en parte responsables de las malas condiciones de seguridad de la población afgana. El año pasado, en Afganistán murieron en combate 30 por ciento más civiles que en 2007, sostiene un estudio conjunto de Oxfam, CARE y otras organizaciones. Dos tercios de los civiles muertos por las balas de las fuerzas aliadas murieron en ataques aéreos.
La principal prioridad debería ser ahora la seguridad de la población civil, exigió el director de la oficina de Oxfam en Kabul y autor del estudio, Matt Waldman. De acuerdo con la voluntad de Estados Unidos y Alemania, Rusia debe tener mayor participación en la estrategia de Afganistán. Los estados de Europa del Este, al contrario, quieren mantener a distancia a su poderoso vecino.
DPA
