-¿Presidente Julio María Sanguinetti?
-Ex presidente. ¿Quién habla?
-Del diario "Río Negro", de la Patagonia. Hace años lo entrevistamos en Bariloche.
-Sí, claro, recuerdo. Me llaman por la muerte de Raúl.
-Sí. Un poco temprano pero, bueno...
-No hay problema, no hay problema. Estoy por ir.
-Usted es periodista, arranque.
-Voy a caer en el lugar común de decir que Raúl Alfonsín fue una gran hombre y un gran demócrata. Fuerza, vitalidad, solidaridad, siempre pensando que las cosas pueden ser mejores... siempre pensando en la gente.
-¿Qué recuerda de las conversaciones con Alfonsín, de aquellos mano a mano?
-Su pasión por la libertad, por los derechos, por sentirse cerca de la gente. Y era muy sincero, muy directo en el trato. Se ponía las manos en las espalda y caminábamos. Él mirando siempre el suelo, parándose... Tenía un gesto muy habitual: frenaba, lo tomaba a uno del codo, reflexionaba, seguía caminando... Él fue, en alguna medida, un hombre de nuestra política, de la política uruguaya. Estuvo siempre muy cerca nuestro.
-Pero más que con su Partido Colorado, pareciera que se sintió más cerca del partido Blanco de Wilson Ferreira Aldunate.
-Él ayudó mucho a los exiliados uruguayos a volver a su patria, es cierto. Entre ellos a Wilson, pero Raúl, con su lucha en favor de la democracia, siempre puso esa lucha como una tarea común al continente. Desde ahí, todos lo sentíamos como propio.
-¿En cuánto ayudó a Uruguay el hecho de que Alfonsín distendiera las relaciones con Brasil, con quien había varias hipótesis de conflicto?
-En mucho. Uruguay vive entre ambos, vive sus vicisitudes. En mucho, en mucho.
-Gracias.
-Gracias a ustedes. ¡Un gran tipo, eso fue Raúl! Hay motivos para que sea ejemplo de entrega digna, total a esta cosas tan maltratada que es la política... Gracias. Me voy para Buenos Aires ha despedirlo. (ABA)