Martes 31 de Marzo de 2009 > Cultura y Espectaculos
Cinco preguntas a Félix Bruzzone
Días atrás hice una reseña de Los topos, la excelente novela de Félix Bruzzone. Abajo, parte de la charla que mantuvimos hace un par de días.

En Los topos, pareciera haber un intento por descomprimir el tema de la dictadura explorando y buscando nuevas aristas. ¿Coincidís?

-Creo que hay un tema que tiene que ver con la lectura de las novelas sobre la dictadura y las películas y las expresiones artísticas que se refieren a la dictadura. Hay una crítica que tiende a no ver los matices de las obras. Me parece que en todas las obras hay siempre matices, y libertades respecto al discurso oficial, que sería el de la condena a esos años. Eso por un lado. No creo que sea algo demasiado innovador lo que hice. Sí me parece que la lectura que ofrece el libro finalmente se abre hacia otras posibilidades. No se puede leer el libro como un alegato. Desde esta perspectiva, mi libro apunta claramente hacia otro lugar.

-¿Te lo planteaste así?

-Digamos que se fue haciendo así. Nunca tengo muy en claro cómo va a seguir la cosa. En principio, era un cuento. Pero no me cerraba por ningún lado. Lo que yo tenía previsto era el final, más o menos. Y para llegar hasta ahí tuve que escribir bastantes páginas más. La novela tenía muchas más situaciones que las que finalmente tuvo, sobre todo la segunda parte del libro. En esa época había empezado a mirar Lost. Llegué a esa serie con cierta demora. Me había entusiasmado cómo a los personajes se les va armando esa paranoia en la cabeza. Se preguntan todo el tiempo sobre quiénes son los otros, y cómo todo se da vuelta en un instante. Pero hay situaciones que finalmente terminé sacando.

-¿Qué autores te interesan?

- Entre otros, hay un autor que me interesa mucho y es Miguel Briante.

- En Los topos hay una marca muy interesante de la oralidad, de cómo hablan los personajes. ¿Es un efecto buscado?

- Me interesa eso, pero como una creación. No cómo una transcripción de la gente y su habla. No trato de reproducir el lenguaje. Yo trabajo en contacto con la gente. Y por ahí, cuando me voy a comer algo, escucho a la gente cómo habla. Pero para lograr eso en un libro, no trabajo con una transcripción literal. Trato de crear esa forma de hablar.

-¿Qué es la nueva narrativa argentina? ¿Hay un vínculo estético entre todos los autores que la integrarían?

-Hay toda una corriente de nuevos autores. Ahora, no creo que nos una algo específicamente, sí el ímpetu y las ganas de publicar. Pero hay muchos escritores con visiones diferenciadas. Me gusta esa diversidad.

(F.C.)

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