WASHINGTON (AP) _ Atravesando un campo minado económico, el presidente Barack Obama y los legisladores demócratas están sembrando iniciativas sin precedente que aprovechan la recesión para controlar Wall Street y ampliar la influencia política del gobierno.

Nada ilustró mejor esta situación que el bullicio de los últimos días. El secretario del Tesoro de Obama activó una racha alcista en Wall Street al divulgar un esperado plan que ayude a los bancos a librarse de sus activos tóxicos.

Timothy Geithner inició una amplia reestructuración de las regulaciones financieras con la esperanza de evitar otra turbulencia económica. Los demócratas en el Congreso trabajaron para poner su propio sello en un presupuesto lleno de ambición pero también con déficit.

En cada caso, las políticas mostraron un mayor papel del gobierno: recaudando dinero del sector privado, tomando control de instituciones con problemas, supervisando mejor los mercados financieros y prometiendo una influencia más grande en la salud pública, los energéticos y la educación.

Así como el gobierno demostró que podría usar sus músculos, también mostró en dónde podría retractarse. Después de meditar varios días sobre la manera de resolver las compensaciones extraordinarias que pagó la aseguradora American International Group Inc., Obama y los congresistas asimilaron sus rabietas y siguieron adelante.

Los presupuestos de ambas cámaras del Congreso respaldaron las prioridades políticas de Obama, pero los legisladores postergaron las decisiones difíciles sobre la manera de pagarlas. La agitación coincidió y fue motivada en parte por el primer viaje de Obama al extranjero, que empieza con una escala en Londres durante una cumbre económica el jueves de las 20 principales economías del mundo industrializado y en vías de desarrollo.