VIEDMA (AV)- En Argentina son más de 500 las mujeres que han desaparecido y que se supone han ingresado al tráfico o la trata de personas. Se estima que entre 600.000 y 800.000 personas en el mundo son víctimas de este delito de crimen organizado, denominado como "la nueva forma de esclavitud del siglo XXI".
"Pero aún hoy hay gente que se pregunta si existe en Río Negro, incluidos funcionarios que deberían ser los que están capacitando en el tema, y dudan de la existencia en la provincia", dijo la jueza a cargo del juzgado N° 30 de Choele Choel, Marisa Bosco, en el marco de una charla ofrecida en el Concejo Deliberante de Viedma organizada por el Consejo Municipal de la Mujer.
Agregó que en este delito el 90% de las víctimas son mujeres y niñas, aclarando que no está solamente relacionada con el trabajo y la explotación sexual sino a lo laboral, extracción y tráfico de órganos. Detalló que este delito trasnacional a nivel mundial está tercero detrás del tráfico de drogas y la venta de armas por la cantidad de dinero que mueve. "Las cifras hablan de entre 12.000 y 30.000 millones de dólares anuales", dijo.
Recordó que en 2.000 la Organización de las Naciones Unidas firmó un tratado conocido como Protocolo de Palermo donde se decidió que los países firmantes, entre los que se encuentra Argentina van a prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, definiendo al delito como "la captación, transporte, traslado, acogida o la recepción de personas mayores o menores recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza o a otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o a la concesión o la recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra con fines de explotación".
La Ley N°26.364 lo considera como delito federal y lo define en términos similares.
Sobre el consentimiento, la jueza aclaró que muchas veces las personas que son captadas saben que realizarán un trabajo sexual pero las condiciones con las que luego se encuentran no son las prometidas en un principio.
"Si bien los adultos pueden ejercer el trabajo que quieran, no significa que puedan ser vulnerados sus derechos. que se las engañe en las condiciones del trabajo que será ejercido, que al ser captadas y trasladadas se les robe el documento, se les entregue otro falsificado, ser trasladadas de un lugar a otro, estar encerradas bajo llave, salir a determinada hora, ser multada si se trabaja fuera del local, si no se vuelve a la hora convenida, deciden dónde y cuando se puede salir del lugar, la ropa que se debe vestir y que ellos mismos venden, lo que suma una larga lista de costos que luego es descontada de la paga".
En relación a los mitos, Bosco aclaró que la trata de personas y el trabajo sexual "son dos cosas totalmente diferentes", así como que "sólo hay trata cuando hay menores de edad, como se ha escuchado en varias oportunidades tras un allanamiento. De este delito también son víctimas personas adultas para quienes no es fácil escapar aunque quieran, por las consecuencias del engaño y fraude al que fueron sometidas".