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Abrió sus puertas el templo del movimiento | ||
Inauguró ayer la Escuela de Danza Contemporánea. Después de 8 años tiene casa propia en Planas 165. | ||
NEUQUÉN (AN).- Detrás del vidrio que da hacia un patio interno, una joven escribe "Prohibido bailar" con lápiz labial. De espaldas a ella un grupo de bailarines trazan los primeros movimientos que quedarán guardados para la posteridad en el día de la inauguración del edificio propio de la Escuela Experimental de Danza Contemporánea. La escuela depende de la municipalidad de Neuquén y está ubicada en Planas 165. La apertura, que se hizo ayer al mediodía, fue una verdadera fiesta para los alumnos y docentes que durante ocho años esperaron el momento en que el templo de la danza de vanguardia abriera las puertas de su propia casa. Allí los acompañó el supervisor y padrino artístico de la institución, Oscar Araiz. En el acto también estuvieron presentes el intendente de la ciudad, Martín Farizano, el secretario de Cultura municipal, Oscar Smoljan, y la directora del establecimiento, Mariana Sirote. "¿Por qué hay una escuela de danza contemporánea en esta ciudad?, se preguntarán...La danza contemporánea tiene la característica de ser universal, inclusiva, de incorporar la realidad. Trabajamos en las transformaciones del ser humano. Entonces, por todo eso tiene cabida en esta ciudad", dijo con una sonrisa enorme Sirote. Smoljan, por su parte, recordó el periplo que debió afrontar la escuela desde su formación, hace ocho años, cuando por la falta de edificio tuvo que funcionar primero en La Conrado, después en la vecinal del barrio Villa María, más tarde en el Museo Gregorio Alvarez y últimamente en la sala teatral Ámbito Histrión. "La escuela es la expresión de la lucha contra la adversidad. La demostración que cuando todos los actores miran hacia el mismo lado se puede lograr cosas en este Neuquén de hoy", dijo el funcionario sobre el establecimiento que ya tiene tres generaciones de egresados. Varios alumnos de la escuela -que suman más de ochenta entre los tres años de cursada- se encargaron de ponerle movimiento a la inauguración. Hicieron performances en las distintas salas, en los dos pisos que tiene el edificio de más de 300 metros cuadrados. También se destacó la participación del reconocido bailarín y coreógrafo, Oscar Araiz, una marca registrada de la danza moderna argentina y piedra fundamental en la consolidación de la escuela de danza neuquina. "Soy testigo de un momento que marca la realidad de un sueño donde hay muchas voluntades", dijo el creador de 68 años. Araiz se refirió, además, a las coreógrafas y bailarinas Ana Itelman y Renata Schottelius, cuyos nombres fueron seleccionados para bautizar las dos principales salas del edificio de Planas 165. "Fueron de la primera generación de maestros argentinos de danza contemporánea", recordó Araiz a los presentes. | ||
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