Viernes 27 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 24 > Debates
El retorno de Lombroso

En el discurso de familiares de víctimas de delitos atroces, muchas veces atizado por la presencia de una cámara o un micrófono, y también en el discurso policial y de muchos políticos suele advertirse el retorno (o la persistencia) de la noción de "individuo peligroso". En otras palabras, emergen las tenebrosas ideas de que el criminal es anterior al crimen y de que los caracteres del cuerpo determinan las conductas morales.

La concepción de que existen "asesinos por naturaleza" adquirió estatus científico a finales del siglo XIX a través de la antropología criminal de César Lombroso. Este médico italiano consideraba que por lo menos el 40% de los delincuentes poseía rasgos físicos que los delataban como criminales. Dichos rasgos, según esta teoría, revelaban que tales personas no habían completado su desarrollo fetal, el cual se había detenido en alguna fase evolutiva que correspondía a lejanos ancestros humanos o animales.

Para decirlo muy sencillamente: los criminales natos exhibían rasgos y medidas corporales semejantes a los de los simios; eran seres anómalos y, por lo tanto, peligrosos. Según Lombroso, incluso los niños podían ser vistos como criminales en miniatura. Con todo, el científico italiano distinguía claramente entre los criminales natos o instintivos y los que llegaban al crimen por causas externas como el alcoholismo y la indigencia pero, en ambos casos, las determinaciones eran vistas como absolutas: el individuo no podía escapar de su destino criminal.

La teoría de Lombroso ha sido refutada hasta el hartazgo; sin embargo, ha logrado instalarse en el sentido común, vulgarizada y popularizada hasta el punto de que es habitual que se diga que tal o cual persona tiene aspecto de delincuente. De algún modo las ideas lombrosianas han derivado en la criminalización de quienes son señalados como sospechosos por "portación de rostro" o por vivir en condiciones de pobreza y marginalidad. Así, Lombroso anticipó la atroz fantasía futurista de la película "Sentencia previa" ("Minority Report") al concebir un mecanismo para identificar al criminal antes de que consume el crimen, que, por supuesto, alienta la estigmatización y persecución de quienes son vistos simplemente como indeseables.

FERNANDO LIZARRAGA (*)

(*) Antropólogo

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