Cada año, durante el acto que se realiza en Neuquén para repudiar la memoria del golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976, un grupo de encapuchados termina desvirtuando el sentido de la recordación, crucial para la democracia argentina, con un ataque tan violento como estúpido contra el Comando de la VI Brigada.

Los grupos de jóvenes protagonistas de este hecho pretenden representar una postura de "izquierda" que en realidad no es tal sino todo lo contrario.

Con un gobierno elegido por la ciudadanía, Fuerzas Armadas subordinadas a la Ley y la Constitución, y los responsables del terrorismo de Estado presos o desfilando por los tribunales, a los únicos que beneficia una acción tan extraviada como esta es a los nostálgicos del autoritarismo que no faltan en este país.

Por el contrario a las mayorías que sufrieron la opresión y hoy disfrutan del estado de derecho, las agravia.

Los organismos defensores de los derechos humanos que participan en la organización de la marcha rechazan esta reiterada muestra de intolerancia ciudadana y miopía política.

Sin embargo cada año, como si se tratara de una fatalidad, el deplorable desborde vuelve a repetirse ante la impotencia de todos. ¿Hasta cuándo y para qué?

HÉCTOR MAURIÑO

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