Miércoles 25 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 48 > Contratapa
Un amigo robot que enseña
En EE.UU. usan la robótica en terapias infantiles. Cosmobot ayuda a los niños a comunicarse.

CROFTON, EE. UU., (AFP).- Cosmobot se convirtió en el mejor amigo de Kevin, un niño de seis años con graves problemas de desarrollo. Se trata de un pequeño robot que le enseña a comunicarse, con la esperanza de que el pequeño estadounidense pueda un día realizar lo mismo con los niños de su edad.

En una clínica de Crofton, en los suburbios de Washington, Kevin aprende a dirigir al robot con el lenguaje de señas. La máquina lo ayuda a combatir su dispraxia, una enfermedad que le impide pronunciar las consonantes, vincular las causas y los efectos o comprender conceptos simples como "más rápido" o "mejor".

Posado sobre una mesa, Cosmobot, que mide 50 cm de altura, luce como un personaje de dibujo animado de ciencia ficción, con sus grandes ojos y sus colores vivos, amarillo y azul.

Desde que Cosmobot fue integrado a la terapia hace un año, los avances de Kevin fueron asombrosos, confía su mamá, Patty Fitzgerald.

"Su maestra me dice que incluso a veces levanta la mano en clase para responder a sus preguntas. Jamás habría hecho eso antes. Esto sin dudas mejoró su voluntad de hablar", relató.

Kevin le tomó tanto cariño al robot que se viste como él, de azul y amarillo. "Es una manera de decir: ´¡somos amigos!", explica Fitzgerald.

Para los creadores de Cosmobot, la robótica abre nuevos caminos terapéuticos.

Al crear un personaje ficticio, se le da al niño un interlocutor más accesible.

"Nuestra esperanza es que si el niño logra comunicarse con el robot -lo que de hecho ocurre- en una segunda etapa podrá comunicarse directamente con otros niños o con los adultos", explicó Corinna Lathan, inventora del robot.

Cosmobot está programado para responder a los movimientos y a la voz, pero también puede ser activado mediante un tablero con cuatro botones denominado "Misión control".

Puede moverse, repetir frases, desplazarse y ayudar al niño con sus ejercicios. Con la ayuda de un guante equipado con captores, el niño puede hacer mover el robot o copiar los movimientos de la máquina si se lo piden sus instructores, que buscan reforzar sus músculos y sus capacidades motrices.

"Marcha muy bien", se entusiasma la terapeuta Krista Coleman-Wood, de la Clínica Mayo, un prestigioso establecimiento de Minnesota (norte de Estados Unidos) interesado en el proyecto.

Aunque es demasiado pronto para decir si esto funciona mejor que una terapia clásica, el lado lúdico inclina la balanza en favor del robot.

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