El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, debilitado por el escándalo de las primas pagadas a ejecutivos de grandes firmas, presenta este lunes su plan de 500.000 millones de dólares para limpiar los activos tóxicos de los bancos.
En una entrevista con The Wall Street Journal, Geithner justificó el plan para que los bancos se desembaracen de sus activos devaluados, incluyendo portafolios de préstamos devastados por el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007. "En nuestra opinión, la mejor manera de salir de esto es trabajando con los mercados", dijo Geithner.
"No queremos que el gobierno asuma todos los riesgos, queremos que el sector privado trabaje con nosotros", afirmó sobre el plan que pretende alentar a inversores privados a participar en esa limpieza, ofreciéndole incentivos, y así también compartir los riesgos en caso de que los activos pierdan aún más su valor.
El plan Geithner, esbozado el mes pasado, prevé destinar 500.000 millones de dólares para retomar los activos dudosos que hicieron desplomar los balances de los bancos. Los fondos de la estructura que reuniría al sector público y privado podrían ascender a 1.000 millones de dólares, según las previsiones del plan.
El Tesoro prevé anunciar este lunes, a las 08H45 hora locales (1245 GMT) detalles de los tres componentes del programa público-privado de inversiones. Un asesor económico de la Casa Blanca, Austan Goolsbee, explicó a la cadena CBS que se trataba a la vez de "completar" los fondos gubernamentales al tiempo que el Congreso y la opinión pública se alarman por el agravamiento del déficit y de garantizar, gracias a la experiencia del sector privado, "que no pagaremos demasiado" por esos activos devaluados desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007.
El gobierno actúa "con un margen muy estrecho", destacó el presidente Obama, quien durante el programa "60 Minutos" hizo referencia a las contradictorias expectativas de los ciudadanos y el sector financiero. "Los bancos adorarían (tener) mucho dinero del contribuyente sin condiciones. La gente del Congreso y los estadounidenses adorarían recuperar los bancos sin gastar dinero", dijo.
Según Geithner, a quien muchos piden su dimisión, el dilema no puede ser más grande, a pesar de que el presidente Obama le volvió a dar su apoyo el domingo. El esbozo de ese plan había sido friamente acogido el mes pasado e hizo caer la Bolsa.
El plan complementa otras medidas ya emprendidas para sacar al país de la crisis crediticia, entre ellas un relanzamiento del crédito al consumo y una ayuda a los propietarios de viviendas en dificultades.
Se trata esta vez de eliminar el lastre de los títulos devaluados de los balances de los bancos, cuya presencia restringe el crédito, una idea a la que renunció la administración pasada de George W. Bush debido a su gran complejidad.
El plan Geithner fue criticado por el sector privado, ya irritado por la decisión del Congreso de anular retroactivamente de hecho las elevadas primas pagadas a los ejecutivos de empresas socorridas por el Estado.
Goolsbee y su colega Christina Romer pasaron el domingo por varias cadenas de televisión para asegurar que los inversores privados no tenían nada que temer, en la medida que son convocados a "prestar un servicio".
Ken Lewis, presidente del Bank of America, que recibió 45.000 millones de dólares de fondos públicos, y quien debe explicar por qué el ex banco de negocios Merrill Lynch pagó 3.600 millones en primas, advirtió el viernes que la aprobación por la Cámara de Representantes de gravar las primas sería contraproducente.
David Kotok, presidente de la firma de inversiones Cumberland Advisors, indicó también que aconsejaba a sus clientes desconfiar de cualquier asociación con los poderes públicos. Asimismo crítico, pero por razones diferentes, el premio Nóbel de Economía Paul Krugman considera que el plan permite a los fondos de inversión jugar a "cara o cruz".
Peter Morici, profesor de la Universidad de Maryland, estima al igual que Krugman, que los inversores privados que se asocien con el gobierno se verán incitados a "pagar demasiado caro" por activos tóxicos. Resultado: "se trata de una subvención más" al sistema bancario, asegura.
AFP