LOS ÁNGELES.- La última película de P.J. Hogan, "Loca por las compras", que se estrenó en Village Cines Neuquén el jueves pasado y todavía está en cartelera, sobre una mujer adicta a las compras, no podría haber elegido un peor momento para ver la luz que en medio de la peor crisis financiera que se recuerda.
La cinta, que en el fin de semana de estreno recaudó 15,4 millones de dólares en taquilla -la cuarta en la lista de estrenos-, narra la vida de una joven incapaz de controlar su insaciable deseo de gastar.
Rebecca Bloomwood, interpretada por Isla Fisher, es una mujer de 25 años que vive con su amiga Suze (Krysten Ritter), a la que le paga una suma irrisoria de dinero por el alquiler de un lujoso apartamento de Manhattan.
Pese a eso, a esta joven escritora, aburrida hasta el extremo con su trabajo en una revista financiera, no le cuadran las cuentas y jamás consigue pagar las enormes facturas que le llegan cada mes de tarjeta de crédito. Su intento por recortar gastos o incrementar sus ingresos se convierten en un fracaso absoluto.
Sin embargo, al final Rebecca logra salir airosa de sus problemas financieros con la ayuda de un colega suyo que termina convirtiéndose en su enamorado.
A primera vista, el tema de las cuentas desproporcionadas en tarjetas de crédito parece algo muy actual, un asunto con el que cualquier persona se identifica hoy en día. Sin embargo, "Loca por las compras", que fue finalizada mucho antes de que surgiera el desplome financiero, poco refleja la realidad que viven hoy día miles de estadounidenses.
Según confesó al diario "The New York Times", Jerry Bruckheimer, el productor de la película, este proyecto tardó ocho años en desarrollarse y se finalizó antes de que golpeara la crisis. "Así que no pudimos cambiar nada, incluso si hubiéramos querido", declaró.
La fiebre desenfrenada de gastar por gastar fue un patrón que acompañó a los estadounidenses por muchos años y alrededor de este tema gira el argumento de la serie de novelas "Shopaholic Takes Manhattan" -de Sophien Kinsella, publicada en 2000- en la cual se inspira la cinta. En aquel entonces, al principio del milenio, era divertido y hasta cierto punto "normal" la obsesión de los estadounidenses por lo material, por el consumismo grotesco. Salir de compras era comparable con tener sexo fácil o para algunas mujeres simplemente era una solución para combatir el estrés. Indudablemente, dicha fijación ahora es historia patria con una recesión que cada mes destruye miles de empleos en el país.
Algunos críticos llegaron incluso a decir que realizar una película sobre una persona adicta a salir de compras en estos tiempos de crisis económica, es como haber hecho una película sobre el tema de las Torres Gemelas de Nueva York un mes después de los ataques.
Pero si de confesiones se trata, la película parece no estar del todo desactualizada con el momento. Así como en la cinta la protagonista admite su adicción, en el sitio de internet spendster.org de NEFE, fundación especializada en ayudar a las personas a tomar decisiones sobre su dinero, hay confesiones de muchas personas que gastaron más de 400.000 dólares en cosas innecesarias.
Con tanta crisis, el tema económico se está convirtiendo en uno de los más discutidos en los hogares estadounidenses, y además es recurrente no sólo en los canales de noticias sino en series de televisión y ya se están viendo los primeros visos en el cine.
Sería curioso por ejemplo escuchar lo que Suze Orman, la gurú de las finanzas personales, le diría a Rebecca si ésta llamara a su show de televisión y le contara sus hábitos de consumo. Lo más probable es que Orman, que recibe llamadas de miles de personas que exponen su situación financiera para que ésta les apruebe o deniegue un deseo de comprar algo, le cantara unas cuantas verdades a Rebecca.
Por otro lado, algunos críticos consideran que hay mucho que aprender en materia financiera de esta película. En primer lugar, la cinta deja ver cómo se inició todo este meollo financiero, con personas insensatas como Rebecca, que creen que tener tarjetas de crédito es igual que poseer efectivo, y con bancos irresponsables que prestaron el dinero a diestra y siniestra sin medir las consecuencias.
En el filme se ve cómo el armario de Rebecca crece, mientras sus cuentas bancarias enflaquecen cada día hasta desaparecer. Además los expertos alegan que la cinta hace reflexionar sobre el hecho de que para algunas personas el salir de compras es sinónimo de felicidad. Realiza además planteamientos de culpabilidad: ¿Quién es el verdadero culpable, el banco por dar tanto crédito a personas irresponsables que no podrán pagar? ¿O las personas que gastan el dinero que no tienen?
El diario "The New York Times" cataloga la película de farsa consumista de alto nivel. Otros describen a "Loca por las compras" como una versión de "El diablo viste a la moda" mezclada con un poquito de "Sex and the City" y una cucharadita de "Secretaria ejecutiva". Por su parte, el periódico "Baltimore Sun" pone en tela de juicio la afirmación del productor de que al guión no se le realizaron cambios de última hora para reflejar la realidad actual. (DPA/AR)