El Tercer Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, titulado "El agua en un mundo en cambio", se presentó el 17 de este mes en Estambul, en la jornada inicial del Tercer Foro Mundial del Agua que tiene lugar hasta el 22 de marzo, fecha en que se conmemora el Día Mundial del Agua.
Debido al crecimiento de la población urbana, muchas de las grandes ciudades se han visto obligadas a importar agua de cuencas cada vez más lejanas, ya que las fuentes locales de aguas superficiales y subterráneas han dejado de satisfacer la demanda de agua, por agotamiento o contaminación.
En el 2000, más de 900 millones de habitantes de zonas urbanas (casi un tercio de la población urbana mundial) vivían en barrios marginales. Un residente de un barrio marginal dispone de 5 a 10 litros de agua al día, mientras que un hogar de ingresos medios o altos de la misma ciudad puede consumir entre 50 y 150 o más litros al día.
El estado del recurso. Los sistemas de aguas subterráneas proporcionan, a nivel global, entre el 25 y el 40% del agua potable del mundo. Los últimos 5 años del siglo XX se caracterizaron por una tendencia global a la fusión continua de los glaciares. Este deterioro tendrá impacto tanto en la sostenibilidad de los recursos hídricos de las cuencas que dependen de los glaciares como en sus ecosistemas.
Ecosistemas costeros y de agua dulce. El crecimiento demográfico y la expansión de las actividades económicas están imponiendo fuertes exigencias a los ecosistemas costeros y de agua dulce. Por ejemplo, desde 1900 las extracciones de agua se han multiplicado por seis, lo que representa el doble de la tasa de crecimiento demográfico. Las especies de agua dulce parecen estar más amenazadas por las actividades humanas que por las especies de otros ecosistemas. En promedio, las poblaciones de especies de agua dulce disminuyeron en un 50% entre 1970 y el 2000, un porcentaje muy alto comparado con el de los biomas terrestres o marinos.
Proteger y promover la salud humana. Se estima que para asegurar sus necesidades básicas, una persona precisa entre 20 y 50 litros de agua, libre de contaminantes, al día. La cobertura de saneamiento en los países en vías de desarrollo (49%) representa apenas la mitad de la de los países desarrollados (98%). En Bangladesh se han instalado más de 4 millones de pozos entubados en los últimos veinte años con el fin de abastecer de agua potable al 95% de la población. Ello ha provocado el mayor número de casos de envenenamiento por arsénico de la historia.
El agua para la alimentación, la agricultura y los medios de vida rurales. Aunque la irrigación sólo abarca el 10% del agua utilizada en la agricultura, esta actividad consume el 70% del total de extracciones de agua dulce y, por ello, es objeto de rigurosos análisis en las discusiones sobre la gobernabilidad del agua. Hoy en día, cerca del 13% de la población mundial carece de acceso a una alimentación suficiente para vivir una vida sana y productiva, a pesar de que en el mundo se dispone actualmente de la capacidad, la tecnología y los recursos necesarios para producir alimentos en cantidad suficiente para cada hombre, mujer y niño. La falta de recursos sanitarios, financieros o naturales como el agua y la tierra y la incapacidad para vincular las actividades productivas con mercados remotos y asegurar el empleo están estrechamente relacionadas con la pobreza.
Agua e industria. Si se ofrecen los incentivos adecuados, generalmente se puede reducir entre un 40 y un 90% la demanda de agua para la industria, incluso con las técnicas y prácticas existentes. Sin embargo, resulta imprescindible que las políticas de conservación del agua sean justas, factibles y aplicables.
Agua y energía. Sólo un 25% de las presas del mundo está implicado en la producción de energía hidroeléctrica. Europa utiliza el 75% de su potencial de energía hidroeléctrica. África sólo ha desarrollado el 7% de su potencial en este campo, lo que indica un gran potencial para el desarrollo económico del conti- nente.
Gestionar los riesgos: garantizar los frutos del desarrollo. Los países en vías de desarrollo son, con diferencia, los más afectados por los desastres; sus pérdidas son unas cinco veces superiores, por unidad de Producto Bruto Interno (PBI), a las de los países ricos. Durante un período de diez años, de 1992 al 2001, un 90% de todos los desastres naturales fue de origen meteorológico o hidrológico.
Compartir el agua. Existen más de 3.800 declaraciones unilaterales, bilaterales o multilaterales o convenciones relativas a los recursos hídricos: 286 son tratados, de los cuales 61 se refieren a más de 200 cuencas internacionales.
Valorar y cobrar el agua. La Convención de Ramsar, al clasificar más de 1.400 humedales alrededor del mundo para su preservación y protección, constituye un testimonio del reconocimiento internacional de la importancia medioambiental, social y económica otorgada a estos ecosistemas especiales. En promedio, la proporción del sector privado en los sectores del agua y aguas residuales en los países en vías desarrollo es, en promedio, de sólo el 35%, mientras que en los países desarrollados esta participación representa el 80% del mercado. Ello se debe, principalmente, a que los ya altos niveles de cobertura y un clima institucional propicio para la inversión privada motivan dichas inversiones.
Mejorar el conocimiento y las capacidades. Si se les enseña a los niños una higiene adecuada, la educación primaria puede convertirlos en educadores en salud para sus familias, transmitiendo de este modo información y aptitudes vitales susceptibles de reducir al menos en un 40% la vulnerabilidad del hogar a contraer enfermedades diarreicas mortales.
"En muchas partes del mundo, la falta de inversiones y de un liderazgo privan a millones de personas del derecho a un agua segura y sistemas básicos de saneamiento, haciéndolas vulnerables a las enfermedades y la hambruna y exponiéndolas a riesgos de desastres relacionados con el agua, así como a la degradación ambiental y los conflictos", dijo el director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, que se encargó de la presentación del informe del Tercer Foro Mundial del Agua en nombre de los 26 organismos de Naciones Unidas que han colaborado en su producción. "Tras decenios de inacción, los problemas que afrontamos son enormes. Si no los atendemos, podrían llegar a ser insuperables", afirmó.
"El agua debe ser objeto de la máxima prioridad en los programas de desarrollo. Los países en desarrollo tienen que aumentar sus inversiones en los recursos hídricos e integrar la cuestión del agua en sus estrategias de reducción de la pobreza. A su vez, la comunidad internacional debe intensificar su apoyo drásticamente", agregó Koichiro Matsuura.
Cuidar el agua significa cuidar la vida; pensemos que el cambio climático seguramente nos enfrentará con un gran dilema.
EDUARDO M. MANÚS (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Meteorólogo de la UBA y consultor de la Oficina Regional de Ciencias de la UNESCO para
América Latina y el Caribe