En un país de excepciones - "por única vez" se traspasan sin pudor todas las barreras morales- la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con la aquiescencia anticipada del peronismo disidente y de la mayoría de los gobernadores y el rechazo de la Coalición Cívica y la UCR, anunció que impulsará una ley contra reloj para anticipar y unificar las elecciones de este año el próximo 28 de junio.
La sorpresiva decisión, en un momento de debilidad objetiva de la Rosada tras la derrota provincial en Catamarca, se asemeja a un sprint, claro que Kirchner piensa que el 35 por ciento del PJ fue "un muy buen resultado".
El gobierno tiene actitudes locas pero no es tonto. Busca sacar provecho pues la oposición, donde hoy genérica e imprecisamente se encuadra el "campo", se para también en el cuadrilátero con las defensas bajas y, para colmo, con visibles grietas.
El movimiento de aceleración parece marcar un esfuerzo final de la pingüinera -de hecho fue Néstor, el ex presidente, quien pedaleó fuerte la noche del jueves, para "garantizar la gobernabilidad"-, por demostrar que goza de buena salud el matrimonio al que algunos se apresuraron a expedir el certificado de muerto político.
Hubo varias razones para apurar la pelea en las urnas:
1) El traspié en Catamarca ante el ex radical K Eduardo Brizuela del Moral, con Kirchner jugándose a suerte y verdad, incluso con los denostados justicialistas Ramón Saadi y Luis Barrionuevo. Haciendo la salvedad de que nunca se juntaría con personajes de tal calaña, Ricardo, el hijo de Raúl Alfonsín, aseguró a "Río Negro" que su padre hubiese hecho lo mismo que el santacruceño e ido a apoyar a su partido "in situ", pese a los pronósticos adversos. Así se comportan los animales políticos.
2) El desdoblamiento de las elecciones en la ciudad de Buenos Aires ("el detonante") dispuesto por el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri y los "maratónicos" llamados anticipados previstos en varios distritos, Santa Fe y Corrientes, entre otros.
3) La crisis internacional y la situación económica interna. "A octubre no llegamos vivos", se deslizó en la reunión de Olivos, en la que Cristina y Néstor bajaron línea a Agustín Rossi y Miguel Pichetto, titulares de los bloques de diputados y senadores, respectivamente.
4) Responder al desafío electoral que la mesa de enlace agropecuario lanzó en el aniversario de la lucha por la Resolución 125. De paso neutralizar los reclamos, con minusválidos cortes de ruta, para eliminar o morigerar las retenciones móviles a las exportaciones de soja. No lo acepta el gobierno por una cuestión de caja y de reparto equitativo de la riqueza, según machacó incluso a los gritos puertas adentro el ascendente ministro Florencio Randazzo.
5) Pese a las críticas, Macri y el diputado Francisco De Narváez (y, por añadidura, Eduardo Duhalde, como asesor a lo Carlos Bianchi) convalidaron el adelanto del reloj electoral, e hicieron fruncir el ceño al tercero en discordia, Felipe Solá. No se rompió la "triple alianza", pero un disminuido Felipe, vaticinó una "decadencia institucional" y la pérdida de legitimidad del gobierno después del 28 de junio.
Kirchner tomó nota de lo que le pasó a Duhalde en 1999, cuando sucumbió frente a Fernando de la Rúa y Carlos "Chacho" Álvarez. En esa ocasión, antes de la compulsa nacional, varios gobernadores que respondían a Carlos Menem, definieron la situación en sus distritos y después poco le aportaron al candidato del justicialismo. Lo dejaron solo.
En el peronismo, hoy como ayer, más de uno se presenta como post kirchnerista. Hay de distintos gustos: José Luis Gioja, Mario Das Neves, José Manuel De la Sota, Carlos Reutemann, Daniel Scioli. "Los quiero a todos adentro", bramó Kirchner en aras de la supervivencia del modelo inaugurado en 2003.
En Chubut, Das Neves volvió a alinearse y golpeó duro a Alfredo de Angeli, por haber dicho que el lomo para los argentinos tenía que costar 80 pesos el kilo, y a Hugo Biolcati, a quien le reprochó su exhortación a enseñar a sufragar. "Nosotros sabemos votar", afirmó.
De alguna manera, lo que hará Cristina -de aprobarse su iniciativa parlamentaria- es plebiscitar la gestión y el modelo inaugurado el 25 de mayo de 2003. Quiere el respaldo de las urnas y neutralizar "las agresiones de la oposición política, el campo, los empresarios y ciertos medios de comunicación".
El argumento principal público fue la magnitud de la crisis financiera internacional cuya profundidad -destacó- es desconocida.
En los próximos meses, habrá que esperar un endurecimiento de las posiciones. Los moderados Sergio Massa y Graciela Ocaña dejarían el gabinete, para que reinen los "halcones" y pueda ratificarse la alianza K con el secretario general de la CGT, Hugo Moyano.
Las convocatorias al diálogo y al consenso se siguen tomando en la soledad de Olivos. "Necesitamos mucho diálogo y apertura", razonó una conciliadora Cristina. Macri, sin embargo, le contestó que le gustaría reunirse con ella en aras de una convivencia entre hermanos, pero que le parece difícil porque nunca hasta ahora le aceptó tomar un café.