SAINT POLTEN, Austria (Télam).- "Lamento de todo corazón lo que le hice a mi familia", dijo poco antes de conocer su condena a cadena perpetua Josef Fritzl, el austríaco que encerró y violó al menos unas 3.000 veces a su hija Elisabeth durante 24 años y con quien tuvo siete hijos.
Fritzl, que deberá pasar hasta el resto de sus días en una cárcel para enfermos mentales, fue condenado en forma unánime por los ocho miembros del jurado y los tres jueces del tribunal de Saint Polten a la pena máxima por homicidio, ya que en abril de 1996 no permitió que Michael, uno de los bebés nacidos del incesto recibiera ayuda médica
El bebé padecía un problema en las vías respiratorias y finalmente murió a las 66 horas de nacer en el aislado sótano de la casa de Amstetten, donde Fritzl los tenía secuestrados.
Fritzl, que en las dos primeras sesiones del juicio se declaró inocente del cargo de homicidio por omisión de ayuda, el miércoles sorpresivamente confesó que dejó morir a Michael, cuyo cadáver incineró después en una estufa.
La postura del acusado cambió luego de ver el video de su hija Elisabeth, que durante 11 horas relató los horrores que padeció a lo largo de los 24 años que estuvo en cautiverio.
El resto de los delitos cometidos por el electricista de 73 años durante más de dos décadas no fueron tenidos en cuenta para su condena. Es que en Austria no se suman las penas por acumulación de delitos, aún cuando sobre Fritzl pesaron los cargos de esclavitud, violaciones, privación continuada de la libertad, maltrato, amenazas acompañadas de patadas, coacción e incesto, informó la agencia de noticias DPA.
Al término del proceso, que ha atraído a más de 200 periodistas de todo el mundo a esta pequeña ciudad austríaca, el acusado tuvo la última palabra, ya visiblemente derrumbado: "Lamento de todo corazón lo que le hice a mi familia. Por desgracia, ya no puedo hacer nada. Sólo me queda procurar, si puedo, limitar el daño", dijo en voz baja.
Fritzl, según su desconcertado abogado Rudolf Mayer, se sentía claramente derrotado al cabo de tres días y medio. A ello contribuyó especialmente la declaración de su hija Elisabeth, que fue proyectada el lunes y el martes pasado.
Cuando la víctima, que se refugiaba con sus hijos de la multitud de paparazzi en la clínica de Amstetten-Mauer, apareció en la sala por sorpresa y pasando desapercibida, "fue el fin para él", dijo el abogado.
Fritzl buscó ayuda psicológica y a la mañana siguiente se confesó culpable de todos los cargos. Al escuchar el pronunciamiento del tribunal,
Fritzl dijo: "Acepto la sentencia", según reprodujo la agencia de noticias Ansa.