Jueves 19 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 36 > Deportes
Román lo igualó, "Pa-Pa" lo liquidó
Boca mostró su chapa, festejó en Paraguay y lidera. Riquelme, Palacio y Palermo fueron los artífices. "Sigo siendo hincha de Boca (...) La gente tiene derecho a ponerse del lado de quien quiera", se lamentó Maradona.

Boca es Boca, al menos a nivel continental. Y anoche lo dejó bien en claro en Asunción, de donde se trajo una trabajosa victoria (3-1) ante un Guaraní que lo respetó demasiado y que se desmoronó ante un trio determinante: Juan Román Riquelme, Martín Palermo y Rodrigo Palacio.

Ahora el "Xeneize" manda en el grupo 2 con puntaje perfecto (ganó los tres que jugó) y está con un pie en la próxima instancia.

En la previa Jonatan Fabbro le dijo a varios medios argentino que su ídolo era Riquelme. Pero esta vez el ex Boca fue una verdadera pesadilla para el equipo de Ischia y terminó confirmando el dicho: no hay propia astilla que el del propio palo. Claro, el "Torero" apareció en los momentos justos y terminó como el mejor.

Boca puso los pies en el estadio "Manuel Ferreira" con firmeza, como generalmente lo hace en la Libertadores. Así lo hizo porque Guaraní le tuvo demasiado respeto en los primeros 20 minutos, hasta que entró en acción Fabbro. Riquelme tuvo espacios en el arranque y el visitante preocupó. Pero Boca se fue diluyendo con el correr de los minutos y Guaraní lo aprovechó. A los 8 el local armó una buena jugada y Abbondanzieri le ganó el duelo de Negreiros. Tres minutos después Fabbro gambeteó y de emboquillada le cedió el balón a Julián Benítez, que definió mal.

Desde ahí hasta los 35 se repartieron situaciones, pocas, porque todo pasó por la mitad de la cancha. Pero a falta a 10 minutos para el descanso Fabbro la armó por izquierda, metió un "buscapies" en el área que empujó Negreiros.

Boca, fiel a su chapa, jamás se quedó y fue en busca de la igualdad. Mouche, el más inquieto pero defuctuoso a la hora de la definición, falló dos veces. Del descanso volvió el Boca copero, ese que se lleva por delantero a los adversarios. Apenas iban 50 segundos cuando Mouche sacudió la red con un zapatazo que estaba fuera de juego. Pero Boca ya era más, maniató a Fabbro y adueñó del juego.

Desde ahí todo comenzó a ser de la visita. Crecieron Battaglia y Vargas en la mitad, Guaraní se apichonó y desde ahí ya no fue partido. Riquelme no tenía socios, Ischia entendió el mensaje y mandó a la cancha a Rodrigo Palacio y Martín Palermo.

Y unos minutos después las modificaciones dieron sus frutos. La dupla Pa-Pa ingresó a los 23 del segundo y siete después Boca armó una jugada colectiva que terminó en centro de Vargas y el grito de gol de Palermo.

Boca se apoderó del partido y desde ahí no hubo mayores complicaciones. Cuidó la pelota, la hizo rotar y pegó por tercera vez en el partido, sobre los 40, con una buena definición de Palacio tras pase de Riquelme. De ahí hasta el final nada se modificó.

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