Jueves 19 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 4 > Nacionales
TESTIMONIOS: Dolor sin estridencias

"Yo quiero volver a vivir como vivían mis abuelos, mis padres. Yo era chica, en San Francisco... ¡Eso quiero!".

-¿Y cómo vivían ellos?

-Tranquilos. De noche sacaban las sillas a la vereda, dejaban la puerta sin llave. Yo me acuerdo de eso. Por eso vengo -dice Estela Emparanza.

Complejo sería explicarle que la historia no se repite. Que la nostalgia es un motor de la historia, pero la historia no se repite. Sigue por donde su dialéctica le canta.

Cerca de Estela hay una mujer de tez cobriza. Mirada serena, ojos rendidos por el dolor. Un hombre grandote y criollo. Gente humilde. Sostienen un cartel. El rostro de Denise sonríe. Fue linda. La asesinaron. Ingresaron por Diagonal Sur, vía de acceso del grueso de la gente de áreas del conurbano, blanco cotidiano de la violencia: Quilmes, Berazategui, Lanús, etc.

Una pareja muy joven de suecos se desprende de la vereda del Cabildo. Con gestos, solicitan que la mujer de tez cobriza y su esposo se dejen fotografiar. La piba besa a la mujer y al criollo.

Quienes conocen la historia argentina, ajenos a dictados patológicos, pasadas las 17 percibieron que el acto no tendría la concurrencia que se estimaba por mil canales de la web. No habría 100.000 personas como especulaban. No sería la Plaza de los Dos Congresos de Blumberg. Cuando la Plaza de Mayo se va a llenar, sus alrededores crujen desde muy temprano. "Lo dice la historia de nuestras memorias y liturgias", señala la socióloga Silvia Sigal en su formidable "La Plaza de Mayo".

Y ayer, los alrededores no crujieron.

"Lo que pasa es que algún pillo largó que aquí íbamos a pedir la pena de muerte", le dice "Facha" Martel a este diario, que comprobó que lo de "Facha" ya es leyenda.

Fue una plaza serena. No abigarrada de gente. Cruzada por todas las generaciones. Dolor y preocupación en los rostros. Nada de "muerte ya". Es más, se agotó en sí misma, en segundos, la consigna "que se vayan todos" que un grupo lanzó mientras se acercaba por la calle Bolívar.

Ni siquiera silbidos al poder cuando el rabino Bergman rompió las reglas e intentó politizarla. No podía ser se otra manera: será candidato a diputado nacional por la Coalición Cívica.

No entusiasmó ni siquiera cuando sentenció: "No podemos confundir el legado de Perón con la locura de Nerón".

Impecable el vocero del Episcopado, Marcó. Quienes lo conocen sostienen que es un joven tironeado por realidades opuestas. En otros términos, defender el núcleo duro y ortodoxo del dogma católico y los dictados de la modernidad. Hace pocas horas, por caso, defendió al Papa en su reclamo de que los africanos resistan el preservativo.

"Este Papa no deja de sorprenderme negativamente, es de terror", había sentenciado por la mañana la implacable periodista Magdalena Ruiz Guiñazú.

Pero en el atardecer de ayer, marcó la cancha. No se animó a nombrar a "Su", pero no fue poco su aporte: "No se puede buscar justicia yendo por la ley de la selva. No se puede buscar justicia retrotrayéndonos al Código de Hamurabi. No se puede luchar contra la muerte buscando más muerte?".

A las 19:30 la Plaza de Mayo comenzaba a vaciarse. Una pareja se alejaba rumbo a Diagonal Sur.

El vendedor de panchos situado frente al Cabildo se les acercó con dos gaseosas.

"Gracias pibe, gracias", dijo el hombre mientras su esposa miraba la vereda. Bajo su brazo derecho llevaba un cartón doblado. En silencio, se lo mostró a la pareja de suecos que iba y venía por aquí y por allá... "Justicia para Diego Cisneros".

 

 

CARLOS TORRENGO

carlostorrengo@hotmail.com

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