Los científicos clonaron los genes de este alga y estudiaron las enzimas resultantes del proceso por el cual se transforma el arsénico, y descubrieron que lo que hace es oxidar el compuesto tóxico, reducirlo químicamente y convertirlo en formas menos tóxicas del mismo elemento, como por ejemplo gases capaces de evaporarse en altas temperaturas. Esto le permitiría a los microorganismos contar con un ambiente menos cargado de arsénico para vivir.
Otro de los investigadores del estudio -Barry Rosen, de la Florida International University- ya adelantó una posible aplicación de los estudios genéticos de esta alga "para crear variedades más resistentes de arroz" transgénico: sucede que muchos de los herbicidas usados en agricultura contienen arsénico, y una modificación genética del arroz le permitiría a este cereal resistir a esos herbicidas. Que evidentemente seguirán conteniendo arsénico.
"Algunas plantas, como el arroz", explica Rosen, "acumulan altas concentraciones de arsénico, lo cual hace más peligroso nuestro suministro alimentario. El arroz con exceso de arsénico no matará a nadie rápidamente, pero incrementa el riesgo de cánceres, como el cáncer de vejiga."