Martes 17 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 2 > Nacionales
La UCR se prepara para dar batalla
"Vamos a pelear" es la consigna que desde la conducción del radicalismo se bajó el fin de semana al conjunto del partido que, en un intento por resurgir de derrumbes que semejan ruinas terminales, comienza a juntarse tras la dispersión que le generó el kirchnerismo.

La UCR comenzó la semana convencida de que, tras años de ver podado su poder como fuerza nacional, está recuperando iniciativa. El convencimiento le llega desde distintas experiencias y datos. Sábado y domingo -por caso- fueron días de intenso tráfico de comunicaciones entre la militancia y la dirigencia tanto provincial como nacional. A juzgar por una fuente del Comité Nacional, el parloteo siempre tuvo una conclusión común: "Hay que juntarse más y más". Pivot esencial de ese intercambio fue el presidente del partido, el salteño y contador Gerardo Morales.

-El radicalismo tiene problemas, pero también ganas de dar la pelea -le dijo Morales a este diario el viernes a la noche, horas después de cuestionar duramente el adelantamiento de los comicios clavado por el kirchnerismo.

Esa decisión implica un fuerte apuro para el conjunto de la política. Sin embargo, al menos en el caso del radicalismo, genera por estas horas un saldo positivo: renovación de vínculos entre sectores del partido hasta hoy muy distanciados.

-Hasta el mediodía del domingo, más de 400 intendentes y cientos de concejales, radicales K muchos y otros que no sabíamos en qué andaban, se reunieron voluntariamente en distintas regiones del país para sincerar posiciones y renovar contactos, en algunos casos, o establecerlos en otros, con la orgánica del partido -comentó ayer una fuente del Comité Central del partido.

Se sabe además que el Comité Nacional tiene decididas dos cuestiones que se entrelazan. Una: no ir a buscar a los radicales K arrepentidos. "Si quieren volver, ya saben dónde encontrarnos". Otra: aun desde la prescindencia que le corresponde, a la hora de elegir candidatos en cada distrito se emitirán señales claras para ayudar a quienes jamás se fueron con el kirchnerismo.

Y, vinculado con esto, se insinúan situaciones que generan irritación en diferentes planos del partido. Es el caso de operaciones del cobismo destinadas a colocar en el Senado, en nombre del radicalismo mendocino, a una dirigente consustanciada con la transferencia al kirchnerismo del hoy vicepresidente. Esta operación apunta a bloquear la reelección del senador Sanz, titular del bloque radical en la cámara alta y coracero de siempre en la oposición al kirchnerismo.

En el partido existe también la expectativa de que, como consecuencia de la crisis campo-gobierno, el radicalismo coseche el respaldo de sectores rurales que en un pasado que se va tornando remoto le fueron afines.

-Eso está sucediendo en Córdoba. En los últimos meses la gente de campo volvió a acercarse, no al Comité sino a nuestros intendentes (107), y lentamente buscan al partido, a su dirigencia -dijo Mario Negri, titular de la UCR mediterránea.

Pero, coincidiendo con Morales, no es menos cierto que de la gama de problemas que sobrelleva el radicalismo hay dos que son muy condicionantes.

Uno: la situación del partido en Capital Federal, donde prácticamente está podado de dirigencia y poder. Dos: el panorama que ofrece la UCR en la provincia de Buenos Aires deja mucho que desear.

Un ala muy burocratizada y personalista liderada por el tándem Storani-Moreau condiciona la renovación y movilidad de dirigentes.

Frente a ellos la conducción nacional apuesta a la proyección lograda por Margarita Stolbizer. Militando hoy en la Concentración Cívica junto a Elisa Carrió, "Margarita nunca se fue del radicalismo", se sentencia en el Comité Nacional. Un lugar donde al preguntarse qué sucederá en materia de candidaturas suele responderse en términos de "Cien años de soledad": todo es tan reciente, que muchas cosas carecen de nombre.

CARLOS TORRENGO

carlostorrengo@hotmail.com

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