Domingo 15 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. > Carta de Lectores
"¿La sequía también es K?"
Si algo faltaba para completar el difícil panorama del campo era la sequía. Y ésta llegó como maná del cielo para el gobierno (desde su arrogancia están seguros de que Dios es peronista y K), para afianzar aún más la confianza del matrimonio presidencial en doblegar las rodillas de los productores que ven cómo otro azote –climático esta vez– perjudica su producción y los ubica en un escenario sin dudas más permeable a los vaivenes caprichosos de los Kirchner. A Néstor ya se lo ve rebosante en su totalitaria vanidad, sosteniendo que al deponer acciones el campo “vino al pie, ganó el aguante”.Según la Real Academia, “aguantar” también significa: “Resistir el torero la embestida del toro cuando lo cita para matarlo”. Así, ¿de esa forma verá el ex presidente a los ruralistas? ¿Y éstos, a su vez, querrán plantear una lucha a muerte? ¿Para qué? ¿Y son solamente los productores el enemigo al acecho que hay que bombardear y perseguir hasta dejarlo sin resuello? ¿No es por lo menos pecar de romancero y aprensivo?Antes de la resolución 125 las medidas económicas hacia los sectores de producción ya eran por lo menos tendenciosas e imperativas y fuera de todo consenso con los cautivos protagonistas. Confiados ciegamente en una votación por mucho favorable, se internaron en lo que terminaría siendo un revés absolutamente impensado y que a punto estuvo de dejar maltrechas las coronarias del senador Pichetto... y de otros. Sin embargo, lejos de asumir la realidad de un acto absolutamente democrático y rever su postura desde un perfil conciliador, como en cualquier democracia madura, sus próximos pasos fueron denostar sistemáticamente al vicepresidente Cobos sólo por ser fiel a su postura de pensamiento y acentuar aún con más vehemencia su desprecio irracional por un sector que había sido en gran parte el sostén de las pingües ganancias que el viento de cola depositaba en las reservas del Banco Nación. Cuando la presidenta en sus actorales discursos se digna nombrarlos, aunque sea elípticamente, lo hace –apelando con frecuencia a patéticas imitaciones de Eva– sólo para hacer aparecer al campo bien como verdugo, bien como principal responsable de las calamidades que con nuestros votos supimos conseguir, y seguramente tienen su cuota de culpabilidad. ¿Pero qué pasa con los “dueños” de sindicatos y políticos que se siguen enriqueciendo en forma vergonzante, familia Kirchner incluida? (“Río Negro”, 16/2, págs. 1 y 2) ¿Qué pasa con integrantes de gobiernos anteriores y cuyo responsable mayor hoy forma parte del staff de senadores? Simple: se pasean tranquilos, en su gran mayoría sobreseídos. Hugo CapellánDNI 11.208.763 - Cipolletti
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