Domingo 15 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 20 > Municipales
Cláusula de conciencia

Un episodio que tuvo escasa trascendencia mediática en San Martín, contiene, sin embargo, ricas aristas que vale la pena explorar.

A poco de la sesión del jueves, concejales del oficialismo propusieron y lograron el retorno a comisión de un despacho de mayoría. Proponía derogar la ordenanza que autorizó la colocación de cerámicos alusivos al crimen del docente Fuentealba, en distintos espacios públicos.

Los baldosines fueron colocados por la "Comisión Carlos Presente", como memoria de aquella infausta jornada de Arroyito, cuando Jorge Sobisch era el gobernador, los maestros cortaban la ruta y el cabo Poblete andaba con el dedo en el gatillo.

Semanas antes, los padres del profesor habían solicitado a los concejales el retiro de los cerámicos, en su deseo de guardar intimidad para el recuerdo de Carlos y evitar el uso de su imagen en asuntos que adivinan de génesis política. Claro que a esa opinión se opone la de la viuda del educador, primera en la fila de la lucha por justicia.

Una semana antes de la sesión, el secretario general de ATEN, Marcelo Guagliardo, y la propia Sandra Rodríguez, hicieron una visita relámpago a San Martín, ante lo que ya era un secreto a voces: el proyecto para quitar los cerámicos. Se reunieron con la intendente Sapag, quien les aseguró, poco más o menos, que mientras fuese jefa del Ejecutivo los cerámicos seguirían donde están.

Más tarde y en curiosa coincidencia, los concejales del MPN, que pensaban tratar el asunto el jueves, pidieron retirar el proyecto y volverlo a comisión.

No hubo explicación del oficialismo en el recinto, pero un edil del bloque dijo a este diario que se decidió escuchar a Sandra Rodríguez (¿por qué no la convocaron antes del primer despacho?) y se priorizó la necesidad de evitar malquistes en medio de la huelga docente. Es que despertó alarma una nota con varias firmas, que deja entrever que el quite de cerámicos podría interpretarse como "provocación". El Une calificó esa prevención emepenista como una mentira penosa y cobarde.

Hasta allí un resumen de los hechos. La primera y obvia reflexión es que los poderes municipales son independientes, pero es altamente posible que en el ánimo de más de un concejal haya pesado la postura de la intendente Sapag, en contra del retiro de los cerámicos.

Desde luego, es de esperar que los legisladores del oficialismo -aquí y en cualquier parte- hagan causa común con el Ejecutivo, en defensa de un proyecto de gobierno. Pero eso no se aplica en un caso como el de los cerámicos, ni a favor ni en contra. Es que no se trata de un proyecto de gobierno, sino de una cláusula de conciencia. Exige antes una postura personal, ética y política, que excede el marco de la verticalización, sin perjuicio de que también se asuma luego una posición partidaria o de bloque.

Para muchos, los cerámicos simbolizan la lucha por la justicia frente a los desbordes y la impunidad del poder. Para otros, mimetizan aprovechamientos políticos detrás de la imagen de un mártir.

Pero la gran pregunta es a quién "pertenece" Fuentealba. Si su figura es un símbolo, entonces es pública y el debate no puede centrarse en lo que piden sus padres, ni sus hijos o su viuda, sino en cómo asume cada uno lo que los cerámicos representan.

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí