El cambio horario previsto volvió a modificar los esquemas y desde las cero de hoy en las diez provincias y la Capital Federal que en octubre pasado adelantaron sus relojes, los atrasaron una hora. Lo mismo ocurrió también en San Luis, que sin haber adherido a aquella norma, decidió retrasar el reloj para quedarse en el huso -4 respecto del meridiano de Greenwich.
En otras palabras: a la hora 0 de hoy, veintidós provincias y la Ciudad de Buenos Aires volvieron a tener la misma hora que se corresponde con el huso -3, mientras que San Luis (-4) tendrá 60 minutos menos.
Atrasar el reloj significa que amanecerá y atardecerá más temprano.
Esta vez, el cambio de hora será menos traumático que lo que fue en octubre, dicen los expertos en biorritmo, porque el reloj biológico manda a despertarse con la luz, y habrá más luz en los momentos de mayor actividad. Pero también, porque el cuerpo se adecua mejor al retraso que al adelanto de hora, especialmente en un país que ya vive "adelantado" dos horas.
Sucede que Argentina está geográficamente ubicada entre dos husos horarios: a las provincias del centro Este le corresponde el -4, y a las del Oeste y la Patagonia, el -5.
Pero para ahorrar energía, se decidieron en 1993 y en 2007, dos corrimientos horarios estivales (primero al huso -3 y luego al -2), que se superpusieron, con lo cual hoy el desfasaje es de dos horas de adelanto, o lo que es igual, hay doble hora de verano, se explicó.
Por lo tanto, el hecho de que a partir de hoy casi todo el país quede en el huso -3, no significará para las provincias del centro y del Este recuperar su hora de invierno, sino restablecer la de verano que rigió en forma permanente desde 1993 hasta el año 2007. (DyN)