| "Terminemos con los derechos humanos y esas estupideces: el que mata tiene que morir", dijo tan dolorida como torpe Susana Giménez, tras el asesinato de su florista personal, Gustavo Lanzavecchia. "Es lo que piensa el país, aunque la gente no tiene el poder del micrófono para hablar en todos lados", sumó después ella, convencida de su enorme poder mediático. Ese mismo poder que hizo que media farándula argentina saliera inmediatamente a apoyarla; que ocho mil personas discutieran en Facebook esa frase desafortunada; que el gobierno saliera a responder con estadísticas sobre la pena de muerte; que le contesten el ex Nobel de la Paz, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la presidenta, y la jueza Carmen Argibay, y que una organización convoque una gran marcha contra la inseguridad, para este miércoles, en Plaza de Mayo, anunciando la presencia, como si fuera una marquesina de la avenida Corrientes, de Susana, Moria Casán y Tinelli (aunque ellos ya confirmaron que no irán). Con semejante poder de onda expansiva, uno desearía que la farándula pensara distinto. Que no hubiera estado, allí en la misma lista, Luis Alberto Spinetta diciendo "no estoy a favor de la pena de muerte, pero a alguna gente habría que pegarle un tiro en la cabeza"; que nadie hubiera llamado a Mike Amigorena para que opine "me parece que matar al que mata no es lo más acertado. Sería poner un parche. Ahora, que el que mate pierda un miembro, no estaría mal", y que Marcelo Tinelli, dueño de un rating que suma millones de telespectadores por noche, no se hubiera sumado con su "los delincuentes están todos libres y yo tengo que vivir en un country encerrado entre rejas. Así va a terminar esto, los delincuentes afuera y nosotros, los honestos que pagamos los impuestos y queremos vivir en paz, entre las rejas". La incontenible necesidad del micrófono y las cámaras es evidentemente más fuerte que la de la reflexión. La tribuna de debate de un tema tan grave como la pena de muerte o la inseguridad fue el programa "Intrusos en el espectáculo", no sólo el escenario que eligió nuestra farándula para pronunciarse (mezclando el post-operatorio del hombro dislocado de Tinelli con la inseguridad y una interna política que se jugaba en el campo de los chimentos), sino el amplificador más potente de un tema reducido a estrellas a favor y en contra, y a opiniones personales y la mayoría de las veces disparatadas. Que Susana haya dicho lo que piensa sin pensarlo no es más que otra muestra de su estilo. Es Susana en estado puro, sin filtros, como cuando habla de los dinosaurios vivos, o no entiende por qué en un divorcio (con Roviralta), los bienes se reparten (aunque sean los de ella). Lo triste quizás sea que ella y esas estrellas que hablaron sean líderes de opinión, y que su opinión tenga peso, pese a la liviandad con que fue dicha. VERÓNICA BONACCHI vbonacchi@rionegro.com.ar | |