Viernes 13 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 33 > Policiales y Judiciales
Tomó psicofármacos ante los jueces
Lo juzgan por el asalto a un colectivero, en Bariloche.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB)- El hombre acusado de asaltar con un arma de fuego a un colectivero trataba de convencer al tribunal de que había tomado entre 20 y 22 comprimidos de "Rivotril" antes de intentar ese hecho, pero ante el escepticismo de los jueces y del fiscal de Cámara tomó un puñado de comprimidos de su bolsillo, dejó uno en la mesa del fiscal y engulló el resto antes de que su custodio pudiera impedirlo.

Tras ese acto aseguró haber tragado 12 comprimidos de "Clonazepan" de 2 miligramos, y les pidió a los jueces que continuaran con la audiencia porque no le pasaría nada.

El presidente del tribunal, Alejandro Ramos Mejía, suspendió el debate, ordenó que analizaran el comprimido que quedó de muestra y que el médico forense atendiera al procesado para decidir si le efectuaban o no un lavaje de estómago.

El fiscal Guillermo Lista le atribuye a José Segundo Ibáñez que a las 11:50 del 11 de setiembre de 2008 amenazó al conductor de un colectivo de la empresa Tres de Mayo, valiéndose de un revólver calibre 22 con el que efectuó seis disparos sin herir a nadie mientras luchaba con la víctima.

De acuerdo con la acusación, Ibáñez apoyó su revólver sobre el costado derecho del conductor, a la vez que le decía "entregame toda la plata, dame el dinero que te estoy apuntando con una pistola", pero el trabajador se abalanzó sobre el imputado y cayeron hacia la calle mientras se producían los disparos.

Ibáñez se prestó a la indagatoria e insistió en que no recordaba lo sucedido, porque esa mañana había consumido cerveza y 20 o 22 comprimidos de "Rivotril", en lugar de los 6 u 8 que consumía siempre.

Descargo rechazado

El tribunal rechazó el descargo del imputado, porque existe en la causa un informe del médico forense que considera que esa dosis mezclada con alcohol sería letal, lo que provocó contrariedad en Ibáñez y su conducta posterior.

El imputado afirmó que le costaban 57 pesos los 20 comprimidos de 2 miligramos del psicofármaco, más del doble de lo que valen en cualquier farmacia, pero se negó a identificar a su proveedor, "porque sino después no me vende más".

El comprimido testigo todavía no fue analizado, pero es probable que el tribunal lo remita a un laboratorio especializado para que informe sobre su contenido.

El imputado fue trasladado hasta el gabinete médico forense, donde lo atendió otro profesional que entendió que si bien la ingesta lo había obnubilado su vida no corría ningún riesgo, y el debate continuará mañana con la declaración de la víctima, quien sostuvo el brazo de Ibáñez alejado de su cuerpo hasta que descargó el arma por completo.

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