Funcionarios fitosanitarios del gobierno de México rechazaron formalmente esta semana, a través una notificación oficial, el procedimiento que se realizó en la región para el control de grafolita molesta, una plaga que afecta principalmente a la fruta de carozo y, en menor medida, de pepita, que es cuarentenaria para ese país.

Esto implica que las exportaciones regionales de frutas hacia ese destino se verían seriamente afectadas. Distintas fuentes del sector privado aseguran que están en juego cerca de 10 millones de dólares en esta temporada a causa de las restricciones impuestas por el gobierno mexicano

Hoy hacia este destino desde el Valle puede exportar por dos vías, teniendo en cuenta las restricciones sanitarias existentes para ingresar a ese mercado.

La primera de ellas, que concentra más del 90% del total de las operaciones, es con la convalidación del Sistema de Mitigación de Riesgo (SMR). Este es un acuerdo que se firma entre ambos países para minimizar los riesgos sanitarios de la fruta que llega a destino. Los funcionarios mexicanos rechazaron la metodología aplicada en nuestra región para esta temporada con el SMR, por lo tanto se cierra la posibilidad para exportar por esta vía.

La segunda, que casi no se utiliza ya en la zona, es la cuarentena. La fruta debe estar en cámaras durante un período definido previo al ingreso al mercado. Hoy las empresas de la región que exportan a México no tienen disponible la infraestructura ni logística necesaria para poder redireccionar la fruta que antes salía vía SMR y que ahora se pretende que salga por el sistema cuarentenario.

Los exportadores regionales junto con Cancillería y el Senasa están gestionando -para la próxima semana- una reunión con las máximas autoridades sanitarias de México para destrabar este conflicto. "Nuestra esperanza esta puesta en estas últimas negociaciones. No nos caben dudas que la decisión de levantar estas restricciones debe ser política", confesó un exportador que opera tradicionalmente con ese mercado.

Causas de la medida

La decisión tomada por las autoridades fitosanitarias mexicanas responde a tres ejes bien definidos.

- La tendencia de aumentar el proteccionismo en los mercados, limitando las importaciones. En este sentido, y siguiendo la lógica de otros países, México con esta medida está priorizando sus negociaciones comerciales con países considerados "estratégicos" para su comercio. Ellos esperan para este año una caída del consumo -la fruta no está al margen de este escenario- y por ende la salida del Valle como proveedor de peras estaría beneficiando a países como los Estados Unidos y Chile, mucho más importantes que la Argentina en lo que respecta al intercambio comercial ejecutado.

- Técnicamente el Senasa está en falta con el protocolo que convalidaba el SMR con México. En esta temporada existió una insólita demora en la colocación de las trampas fitosanitarias y esto no fue comunicado oportunamente a las autoridades mexicanas, quienes consideraron -con total objetividad- que hubo cambios en el protocolo que ellos no habían convalidado.

- Técnica y políticamente, la relación existente entre las autoridades regionales del Senasa y la de los funcionarios mexicanos, no es la mejor. Habrían existido fuertes críticas sobre el SMR por parte de los agentes fitosanitarios mexicanos que ni siquiera fueron escuchados por los funcionarios regionales.

En el actual escenario de negociaciones, este tipo de conducta termina siendo contraproducente para la región.