Los muertos pesan sobre la reunión editorial matutina en el principal periódico investigador de Rusia. El personal del "Novaya Gazeta" está tratando de planear la próxima edición y el director Dimitri Muratov está, lógicamente, de mal humor.
En una esquina están las fotos de los cuatro reporteros que él ha perdido en los últimos ocho años -uno muerto a golpes, otro presuntamente envenenado y dos baleados-, la más reciente el 19 de enero. No es fácil publicar un periódico en estos días, dice Muratov. "Usualmente hay muchas bromas, risas, conversaciones sobre ideas. Pero se nos han agotado las baterías", señaló Muratov, de 47 años, llenando las pausas con el humo de su pipa. "¿Cómo puede haber ningún tipo de estado mental normal cuando una periodista es enterrada?". Esa periodista fue Anastasia Baburova, de 25 años.
Ella y un conocido abogado de derechos humanos fueron asesinados cuando caminaban cerca del Kremlin por un hombre enmascarado que usó una pistola con silenciador. En un país considerado uno de los más peligrosos para periodistas en el mundo, ningún periódico ruso ha sufrido tanto como "Novaya Gazeta". En una nación en la que la mayoría de los medios de prensa ha sido sometida con intimidaciones, ningún otro periódico publica tantos artículos de investigación ni tantos comentarios críticos sobre la corrupción gubernamental, el estado policial y los abusos de la guerra en Chechenia.
"Cada dos o tres años perdemos a alguien", dice Elena Kostyuchenko, una periodista investigadora del periódico. "Pero uno tiene que escribir, escribir y seguir escribiendo. Uno tiene que hacerlo". Unos 16 periodistas han muerto en asesinatos al parecer por contrato o bajo circunstancias sospechosas en Rusia desde el 2000.
Muchos más han sido atacados o amenazados. Bajo Vladimir Putin, quien asumió la presidencia en el 2000 y ahora es primer ministro, las cadenas de televisión más vistas por los rusos fueron tomadas por el Estado y sus servicios noticiosos son muy controlados.
Los principales periódicos son partidarios del Kremlin o propiedad de empresarios aliados con el gobierno.
De los numerosos periódicos libres que surgieron con el colapso de la Unión Soviética, "Novaya Gazeta" -que significa nuevo periódico- es un raro sobreviviente. Su pérdida más conocida fue la de Anna Politkovskaya, una reportera que fustigó al Kremlin por su conducta en la guerra contra los separatistas en Chechenia. Su asesinato a balazos en las afueras de su apartamento en Moscú en el 2006 causó una ola de condenas internacionales y fue una vergüenza para el gobierno. Tres chechenos -dos hermanos y un ex policía- fueron enjuiciados por el asesinato y absueltos. La fiscalía nunca ofreció un motivo claro ni teorías acerca de quien estaba detrás del atentado, lo que desde el inicio llevó a "Novaya Gazeta" y a otros a decir que el juicio es un encubrimiento. Putin ha dicho que el asesinato fue planeado en el exterior para dañar la imagen de Rusia.
La primera baja del periódico fue, en el 2000, Igor Domnikov, que escribía sobre corrupción regional. Siete miembros de una pandilla criminal fueron declarados culpables de su asesinato en el 2007. El principal acusado dijo que un gobernador regional había ordenado el asesinato de Domnikov por criticarlo. El gobernador no fue acusado.
En el 2003, Yury Shchekochikhin murió a causa de una grave reacción alérgica, pero sus colegas afirmaron que fue envenenado. Shchekochikhin, de 53 años, escribía acerca de corrupción en los altos niveles del gobierno e investigó los mortales ataques con bombas contra bloques de apartamentos en 1999.
En el más reciente asesinato parece que el abogado Stanislav Markelov, que se especializaba en defender a chechenios, ambientalistas y activistas de derechos humanos, fue el banco principal y que Baburova fue baleada al tratar de intervenir.
Muchos en "Novaya Gazeta" están convencidos de que grupos nacionalistas y fascistas realizaron los más recientes ataques y el blog del periódico está lleno de mensajes anónimos celebrando los asesinatos. Otros sospechan de agencias de seguridad y citan casos anteriores cuando los teléfonos del periódico fueron interceptados o cuando discos duros de sus computadoras fueron robados en el 2000.
Los redactores y editores de Novaya Gazeta han asistido a clases de defensa personal y mantienen sus anotaciones ocultas o preservadas en servidores seguros. Algunos usan seudónimos. Otros toman precauciones que no mencionan. Alexander Lebedev, un multimillonario y ex legislador que es dueño de parte del periódico, ha demandado que las autoridades permitan que los reporteros porten armas. No todo el personal del periódico apoya la idea. Pero Muratov sí la respalda. "O nos defendemos o nos dedicamos a escribir de la naturaleza y los pájaros... y todas las cosas positivas. Nos volvemos un tabloide -dice-. Y entonces no escribimos sobre los servicios de seguridad, sobre la corrupción, sobre el fascismo".
Yulia Latynina, conductora radial y columnista de "Novaya Gazeta" que es una incesante crítica de Putin, culpa a pandillas fascistas por los asesinatos y acusa a las agencias policiales y fuerzas de seguridad de simpatizar y cooperar con esos grupos.
Al igual que Politkovskaya, su nombre aparece regularmente en listas de amenazados de muerte en la web. ¿No le da miedo? Latynina objeta diciendo: "El Kremlin no necesita otra Politkovskaya". Vera Chelysheva, que escribe para el sitio del periódico en internet, dice que la mayoría de los rusos es indiferente a los asesinatos. "Éste es un país que vivió los campos de prisioneros, Stalin, ellos saben cómo matar. Es por eso que nadie sale a la calle a protestar -dice-. Es un país que está olvidando su historia".
Fundado en 1993, "Novaya Gazeta" es publicado tres veces a la semana y su circulación ha subido a 270.000 ejemplares, menos que los periódicos estatales o pro-Kremlin pero importante entre los rusos que desean una voz independiente en temas espinosos como la corrupción gubernamental y Chechenia. Un veredicto de difamación casi lo obligó a cerrar en el 2002. Entonces, hace tres años, Lebedev y el ex presidente Mijail Gorbachev compraron el 49% de la publicación. Los periodistas poseen el resto.
Dos días después de los más recientes asesinatos, la mitad de la primera plana estaba cubierta por una foto de Markelov yaciendo en la acera con un charco de sangre junto a la cabeza y estas palabras desafiantes: "Los asesinos no tienen miedo. Porque saben que nunca serán castigados. Pero las víctimas tampoco tienen miedo. Porque cuando uno defiende a otra persona, uno deja de estar asustado´´.
Sitio en internet: en ruso, http://www.novayagazeta.ru y en inglés, http://en.novayagazeta.ru/
Por MIKE ECKEL