Jueves 12 de Marzo de 2009 Edicion impresa pag. 45 > Cultura y Espectaculos
¿Se apaga la sonrisa más linda?
Sus fans tienen una teoría sobre las películas de Julia Roberts. Cuando lleva el cabello rojo, largo y rizado (como en "Mujer bonita" y "La boda de mi mejor amigo") es más deliciosa que nunca y cuando luce melena corta ("Informe Pelícano", "Quédate a mi lado") interpreta a un personaje serio y el filme resulta mediocre. Pero si su pelo es corto y rubio ("Charlie Wilson´s War") hay que evitar la película. Ahora reaparece en "Duplicity". ¿Sigue reinando?

En "Duplicity", nueva cinta de romance y espionaje donde comparte la pantalla con Clive Owen (en la Argentina se estrena el 23 de abril), Roberts se prepara para un regreso triunfal después de casi cinco años de ausencia en los que se dedicó a criar a sus tres hijos.

No, todavía no hemos podido ver la película, pero lo único que hay que ver es lo que muestran los avances, empezando por la cabellera roja, siguiendo con la aguda lengua de "Erin Brockovich" y por último, esa infecciosa e incontenible risa.

Sin embargo, ésta podría ser la última vez que veamos la sonrisa de la Mona Lisa. Julia sigue siendo la mayor estrella cinematográfica de todos los tiempos; sus películas generaron US$ 2.300 millones de dólares en EE. UU. y cada una de las 10 mejores excedió el tope de US$ 100 millones (hecho notable para una actriz que no hace films de acción). Sin embargo, la pantalla grande está cambiando y las carteleras parecen controladas por películas como "Viernes 13" y "Paul Blart: Mall Cop".

Sin duda, el género de comedia romántica que tanto favorece a Roberts ("Notting Hill", "Novia fugitiva") es casi una tabla de salvación (como atestiguan Isla Fisher, Reese Whiterspoon y Jennifer Garner), pero la estrella de cine -capaz de echar a andar una gran película sólo con su nombre- es una especie en extinción (como Will Smith, Tom Cruise, George Clooney y el dúo "Brangelina").

Ni siquiera Julia logró una película exitosa bajo sus auspicios desde "America´s Sweethearts" (2001) y lo peor es que nadie parece haber notado su ausencia. Todo lo cual plantea una cruel interrogante: ¿Pasó Julia Roberts a la historia?

O mejor dicho, ¿acaso el tiempo la sobrepasó? No hablamos de una anciana en términos hollywoodenses (tiene 41 años) y Julia indiscutiblemente fue muy representativa de su época: abrió la puerta a la despreocupada y sonriente década de 1990 con su cautivadora interpretación en "Mujer bonita" y el mundo se enamoró a primera vista de aquella chica sensual, graciosa y muy real. El público enloqueció con Julia Roberts a tal punto que un ejecutivo de los estudios dijo en cierta ocasión que pagaría por verla cepillarse los dientes. Como dice el cliché: las mujeres querían ser como ella y los hombres querían estar con ella. Hace 10 años, el mismísimo Howard Stern la invitó a su programa para instar a los miembros de su club de chicos a ver "Notting Hill", pero hoy es casi imposible que una jovencita arrastre al novio a mirar la película.

Durante el fin de semana de estreno de "Sex and the City", "Mamma Mia!" y "Simplemente no te quiere", el 75 por ciento o más del auditorio estuvo formado por mujeres. Podríamos afirmar que la nueva comedia romántica de igualdad de oportunidades es producto de la escuela de Judd Apatow ("Ligeramente embarazada") porque, aunque hay mujeres en las películas, la verdad es que la trama gira en torno de varones heterosexuales que aprenden a amarse unos a otros.

Nadie discute que Julia será siempre una estrella de cine. Es la Hillary de Hollywood, la actriz que hizo añicos el récord de

US$ 20 millones por película. Y no obstante, es una estrella de cine a la antigua, pues, sentada bajo el fulgor de uno de los reflectores más potentes del planeta, conserva su misterio. Cuando la fotografían en público (rara vez) su rostro jamás revela emoción alguna y así, en esta época de blogs sobre celebridades y celulares con cámara en todos los restaurantes, resulta pasmoso descubrir cuán poco sabemos de ella. ¿Alguien recuerda el aspecto de su marido, Danny Moder? Incluso sus hijos son casi anónimos, un logro sin igual en el actual mundo enloquecido por la descendencia de los famosos. Todo eso es fabuloso para la Roberts, pero quizá no sea lo mejor para su carrera ahora que la saturación mediática se convirtió en la vitamina de muchas carreras hollywoodenses.

Desde hace años sabemos que Julia Roberts no duraría para siempre. Ella misma nos lo dijo, durante aquella escena de "Notting Hill", en la que todos los invitados a una cena revelaron las realidades más tristes de sus vidas. Cuando llega el turno a Julia (perdón, Anna Scott), la actriz hace una profunda pausa. "Algún día", declara con nostalgia, "no muy lejano, mi belleza acabará, descubrirán que no sé actuar y me convertiré en una lamentable mujer de edad media que se parece un poco a una chica que fue famosa".

Al parecer, Julia pasó los últimos años preparándose para ese día, experimentando con personajes disímiles a su reconocida persona. Incursionó en el drama experimental "Todo al descubierto" y se sumó al lúgubre elenco de "Closer"; incluso probó suerte en Broadway con su debut de 2006en "Three Days of Rain". Pero hay que reconocer que ninguna de sus intervenciones fue notable, porque no es una actriz de carácter y jamás lo será, aunque haga de fea con una nariz postiza.

En todo caso, la crítica nunca se dejó impresionar por ella como sucedió con nosotros. En cierta ocasión, Roger Ebert, el famoso crítico del Chicago Sun-Times, comparó a Roberts con Mary Pickford, la popular estrella del cine mudo de la década de 1910, quien cayó en el olvido con la llegada de las películas sonoras.

Tal vez, pero la Pickford no tenía la sonrisa de la Roberts. Julia Roberts es una megaestrella del cine, pero su reinado en las taquillas puede estar llegando a su fin.

 

RAMIN SETOODEH

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