BUENOS AIRES (ABA).- ¿Qué está pasando en el peronismo disidente del tridente? Felipe Solá, una de las puntas, no se siente cómodo en la alianza con Mauricio Macri y Francisco de Narváez, pero ya no tiene vuelta atrás. Es un "traidor" para el kirchnerismo.
Solá es diputado, pero piensa en renunciar y volver a postularse en octubre, pues considera esa movida esencial para su proyecto 2011.
Libra una disputa sorda con el "colorado" De Narváez por el primer puesto en la lista. Desliza que el empresario dueño de un multimedio le hace operaciones para quedarse con la pole position y mandarlo a él como presidente del bloque del PJ disidente.
"No podemos pelearnos entre nosotros. Debemos demostrar que estamos en condiciones de gobernar", recita Felipe, quien reconoce en la intimidad que el peronismo lo puede condenar por arrojarse a los brazos del jefe de gobierno porteño Macri. "Es una derechización, pero no tenía otro camino", admite.
Solá salió duro a cruzar a Néstor Kirchner porque entiende que debe polarizar el escenario si quiere ser cabeza de los disidentes.
De Narváez cree lo contrario. Exhibe encuestas que lo favorecen y advierte que "no hay que pasarse de rosca" sobreactuando con la oposición en el conflicto entre el gobierno y el campo.
Macri hace de árbitro, aunque no oculta su favoritismo hacia el empresario. Entre ellos hay más onda.
Prometieron andar juntos en el Congreso. Ahí De Narváez le deja el protagonismo a Felipe: "Hay que mimarlo", sugiere.
Están preparando un proyecto sobre retenciones móviles con curva ascendente para el caso de que la soja aumente, y descendente si baja, acentuando la segmentación en aras de la rentabilidad de los pequeños productores.
Solá, con la meta puesta en la presidencial del 2011, propone no ubicar siempre en el primer plano la cuestión agropecuaria. Hay que ocuparse de otros asuntos, como la pobreza y la inseguridad, subraya.