| ||
Ismael Serrano brilló en San Martín | ||
SAN MARTÍN DE LOS ANDES (ASM).- Para la alegría de los seguidores que Ismael Serrano tiene en la ciudad y en sus alrededores, el sábado, a la una de la madrugada, ante un público que colmó el gimnasio Chango Soria, el cantautor español cerró su gira por la Patagonia a través de un íntimo concierto que se extendió por poco más de dos horas y media. "Que abran la ventana y que me dejen marchar" insinuó el trovador al inicio de su show, luego de subir al escenario sencillamente vestido para la historia que venía a narrar: un pantalón de jean, camisa, tiradores, un sobretodo y un sombrero. De la mano, una valija cargada de todos los sueños, recuerdos y aprendizajes que se lleva de transitar uno a uno los escenarios que ha pisado. Dos situaciones a destacar y que lograron juntas construir un ambiente muy especial a lo largo de toda la presentación: en primer lugar, hay que confesar que desde el inicio, el público se mostró rendido a sus pies. En segundo lugar, Ismael Serrano agradeció el gesto con un recital que colmó las expectativas de todos, y acaso las superó. Es que el artista interpretó las canciones de su último trabajo "Sueños de un hombre despierto", pero también presentó algunas nuevas creaciones y regaló, ante el pedido de la gente, algunos de sus clásicos, cerrando el show con "Papá cuéntame otra vez" y "Ana". La invitación fue a Peumayén, en lengua mapuche "Lugar soñado", una ciudad montada en el escenario a través de un barco, una red de pescadores, un salvavidas y un farol. "Redes cargadas de sueños de hombres y mujeres despiertos, un malecón malherido pero que hoy se viste de gala", indicó. Y en Peumayén Ismael Serrano cantó historias, mil y una historias en su mayoría urbanas, cotidianidades vividas en bares y subtes, de amor, de encuentros y de adioses, de desamparo, pero también de solidaridad y de esperanza. Porque aquí Serrano quiso dejar en claro que la historia puede ser distinta, que las cosas un día pueden cambiar, que no cree en el destino y sí en la responsabilidad de cada uno para lograr un mundo mejor. Por eso, en su trabajo musical desafía algunos mitos griegos para liberarlos un día de su historia, la que "los dioses, riendo, hirieron con su maldición". De a poco, el clima del concierto fue más cálido, más suelto, más íntimo; hacía recordar a un clásico fogón, sólo que con la guitarra exquisita de Fredi Marugán y las historias cantadas por Ismael Serrano. | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||