Las palabras denotan y connotan. Las palabras describen, refieren y también sobrellevan una carga emotiva, una complicidad cultural entre interlocutores. Pero las palabras no lo dicen todo. El lenguaje corporal es vital para la comunicación. Los gestos dicen tanto o más que las palabras. Las refuerzan, las enriquecen o las contradicen...
La intendente Luz Sapag terminó por dar un portazo a la "Comisión de Vecinos sin Techo y por una Vivienda Digna", que la acusaron de amañar la política de viviendas y apañar a una constructora, a la que endilgan irregularidades y vicios de construcción en la obra de 120 casas del Plan Federal. Desde luego, Sapag tronó en su despacho y exigió la inmediata
retractación, con una carta documento a la conducción de los "Sin Techo". No es común que un intendente se dirija en esos términos a un grupo vecinal, incluso cuando éste sea fuertemente crítico, pero la verdad es que Sapag ha sido dura con la empresa que tanto preocupa a la comisión. Y en esta última ocasión intentó disciplinarla por los denunciados incumplimientos en obras.
Con todo, la exigencia de desdecir las supuestas injurias so pena de iniciar acciones legales, llevó consigo su carga de connotación. Algo así: ¡Se acabó, no me van a manejar ustedes la política de vivienda en este municipio! ¿Y el gesto? Cabe sospechar que fue el del fastidio.
Los "Sin Techo" o al menos un grupo de entre ellos, tienen un estilo agresivo, acusatorio sin más, pero eso no les quita derecho a pelear por aquello que creen justo y a exigir participar en una materia tan sensible como es la casa propia. El caso es que Sapag los "heredó", pues se consolidaron como grupo de presión en la anterior gestión, cuando el peronismo virtualmente los sumó al gobierno. Y aun cuando la intendente esté permeable al debate y hasta a cierta dosis de escarnio, siempre que sea civilizado, no está dispuesta a resignar el poder de decisión, que también es un poder de veto. Podría decirse que esa es la marca de fábrica del MPN.
Luego, en su mensaje de apertura de sesiones lanzó una exhortación a terminar con la intolerancia y a sostener la gobernabilidad. Un llamado que no pareció dirigido a la oposición política -de por sí bastante tibia hasta hora- sino a esos mismos grupos de vecinos y a aquellos que el pasado año la hostigaron en plena calle por las usurpaciones de tierras.
Para terminar, otro gesto. En la semana se constituyó el Consejo de Prevención del Delito. Participaron representantes de diversas instituciones, pero nadie fue de la circunspecta institución judicial.
Desde el Deliberante se les invitó con nota a la Cuarta Circunscripción, pero respondieron que antes se debía pedir al Tribunal Superior que designara formalmente a los dignatarios.
No está mal, porque esa formalidad debe cumplirse. Pero en el mientras tanto, quizá un fiscal o un juez o un defensor o un secretario, podría haberse acercado al salón municipal siquiera a escuchar. La ausencia también es un gesto, y acaso dice mucho sobre la actualidad de la justicia.
FERNANDO BRAVO
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