PHOENIX, EE. UU. (AFP).- Casas invadidas por hombres armados, violaciones, torturas y cuerpos asesinados brutalmente tirados en el desierto de Arizona muestran cómo la violencia de la guerra entre los carteles de la droga en México está cruzando la frontera a Estados Unidos.
Esta extensa región del desierto de Sonora en la que las tribus indígenas no conocían de fronteras y vivían en armonía, es conocida hoy en día por ser uno de los epicentros del drama de la inmigración ilegal y el tráfico de droga.
En los últimos meses ha empeorado la violencia en la capital de Arizona, Phoenix -unos 200 kilómetros al norte de la frontera mexicana- donde las autoridades confrontan un alza alarmante de los crímenes relacionados con la guerra sangrienta que protagonizan los cárteles de la droga en México.
"Realmente esto se ha agravado como nunca antes lo habíamos visto", afirmó el senador estatal de Arizona Jonathan Paton. "La violencia en términos de secuestros, casas invadidas (por hombres armados) y asesinatos ha aumentado. Estamos frente a un desborde de la violencia que llega de México a Estados Unidos y será necesario tomar una serie de medidas", apuntó Paton.
El mes pasado se encontró tirado en el desierto el cuerpo de un hombre que había sido torturado, baleado y luego envuelto en cinta adhesiva como una momia.
"Estamos viendo cada vez más este tipo de ´declaraciones públicas´ con cuerpos tirados como los que se ven en México", agregó Paton al describir mensajes que se dejan sobre cadáveres o amenazas escritas en zonas públicas.
En medio de esta ola de violencia que mezcla tráfico de seres humanos, de drogas, policías corruptos y carteles de narcotraficantes, los indocumentados se han convertido en el blanco más fácil.
Según el teniente de la policía estatal James Warriner, más de 1.000 casas son usadas por las redes de traficantes de inmigrantes indocumentados con el fin de chantajear a las familias mientras los mantienen como rehenes en condiciones de hacinamiento. Las autoridades han llegado a encontrar hasta 40 personas en una sola habitación y constatar que la sala de al lado la usan para "tortura y violación", narró el senador local al contar que les piden a los inmigrantes hasta 2.000 dólares de más o de lo contrario los torturan.