LA HABANA (DPA).- Cuba presenció esta última semana la muerte política de dos altas figuras del gobierno, pero a cambio asistió al revivir de su "líder máximo", el convaleciente Fidel Castro quien, tras meses de intensos rumores sobre un presunto nuevo empeoramiento de su salud, volvió a dar muestras de que, como ha asegurado reiteradas veces su gran amigo Hugo Chávez, sigue "vivito y coleando".
Mientras que las hasta hace poco tiempo rutilantes figuras de la política cubana de los últimos años Felipe Pérez Roque y Carlos Lage sufrían un jaque mate propio del complicado "tablero de ajedrez" -como definiera el propio Castro la política de la isla-, el histórico líder cubano daba inequívocas muestras de vigor e intensa actividad.
En menos de siete días, Fidel Castro, de 82 años y quien desde hace dos años y medio no aparece en actos públicos, recibió a dos presidentes, escribió cuatro artículos y volvió a entrar de lleno en la política nacional al rematar a Lage, su ex virtual primer ministro, y a Pérez Roque, el canciller del que en su momento se dijera que estaba "familiarizado como pocos con las ideas y el pensamiento de Fidel".
El lunes, su hermano y actual presidente, Raúl Castro, había realizado la mayor reestructuración de gabinete que Cuba ha visto en las últimas décadas, y de la que resaltó la "liberación" sin visos de nuevo puesto de Lage y Pérez Roque. Tan sólo un día más tarde, el "comandante en jefe", como siguen llamando tantos a Fidel, no sólo aseguró que todos los cambios le habían sido "consultados", sino que reveló además que la caída en desgracia de sus antiguos protegidos se debía a un "papel indigno".
"La miel del poder por el cual no conocieron sacrificio alguno despertó en ellos ambiciones que los condujeron a un papel indigno", sostuvo Castro sin dar más detalles. Mas la reacción no se hizo esperar: ese mismo día, ambos señalados escribían sendas -y casi idénticas- cartas de renuncia a todos sus puestos del gobierno y del Partido Comunista, asumiendo el mea culpa por los "errores" cometidos.
Entretanto, Fidel Castro continuó con su agitada agenda y recibió a dos presidentes, el dominicano Leonel Fernández y el hondureño Manuel Zelaya. Ambos son los últimos de una larga serie de mandatarios latinoamericanos que han hecho procesión por la isla desde comienzos de año: en enero realizaron una visita oficial el de Panamá, Martín Torrijos; Ecuador, Rafael Correa, y Argentina, Cristina Fernández. Un mes más tarde viajaban a la isla la presidenta chilena, Michelle Bachelet, su par guatemalteco, Álvaro Colom, y, por sorpresa, el venezolano Hugo Chávez.